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Tribuna:ANÁLISIS
Tribuna
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La miseria amenaza a la democracia en el Este

Los países del Este, de Europa han entrado en la prueba de fuego en la reestructuración de sus economías con la decisión de la mayoría de ellos de aplicar "programas de choque" que requieren inmensos sacrificios de la población. Las medidas, consideradas como inaplazables ante el acelerado desmoronamiento de las economías heredadas de los regímenes comunistas, han originado una conmoción social que amenaza con desestabilizar sus frágiles estructuras democráticas.En las capitales de los países afectados existe el convencimiento de que los próximos meses serán decisivos. A poco de cumplirse un año de la llamada revolución democrática en el Este de Europa, cunde la alarma por el deterioro vertiginoso de los niveles de vida. La desesperación comienza a cundir entre la población. Los Gobiernos democráticos temen ya tener que recurrir a medidas de fuerza para frenar las movilizaciones sociales e imponer así sus programas de ingente coste social pero sin alternativa. Las opciones de transición paulatina en la economía son ya inviables por la rapidez del deterioro económico y social.

Rumania, Bulgaria, Hungría Checoslovaquia y, cuando salgan de sus sendos procesos electorales, Yugoslavia y Polonia son y serán escenario de implacables medidas para intentar reconstruir unas economías destruidas por cuatro décadas de socialismo real. Pasada la euforia del año 1989 por la caída de los regímenes comunistas, la tensión social aumenta imparablemente y amenaza ya directamente a la supervivencia de los primeros Gobiernos surgidos de las urnas.

Llega el invierno

Con la inminente llegada del invierno, los Gobiernos se ven obligados a estas severas medidas de racionalización en el peor de los marcos político-económicos imaginables. Los intentos de realizar una terapía de choque mientras se mantenía el entusiasmo de la liberación han fracasado por la inexperiencia de los gobernantes y la masiva resistencia que ofrece el antiguo aparato administrativo en el Estado y en las empresas.

La subida del precio del petrólco y la suspensión de los suministros soviéticos de crudo han agravado aún más la dificil situación. La ayuda occidental está siendo decepcionante por lenta y escasa. En algunos países como Rumania y Bulgaria la escasez de alimentos es dramática. En otros países es la inflación la que hace inasequibles los artículos existentes.

Miles de rumanos vuelven a manifestarse en Bucarest para exigir la dimisión del Gobierno al grito de "abajo el comunismo", cuando en realidad protestan contra una subida general de precios que hunde aún más su nivel de vida, pero es la primera medida consecuente hacia la economía de mercado. La supresión de las subvenciones concede credibilidad a las intenciones del Gobierno pero lo enfrenta con el electorado del Frente de Salvación Nacional. En mayo le prometió un programa sin traumas sociales a todas luces imposible.

Para el 1 de enero está prevista la implantación de otro paquete de medidas que agravará aún mas las precarias condiciones de vida de los rumanos. Llegar a esta fecha con un mínimo de paz social y estabilidad será ya todo un éxito para el Gobierno.

Bulgaria ha racionado ya el fluido eléctrico en las industrias, lo que acelerará el cierre de muchas de ellas. El consumo particular lo está desde hace meses con continuos cortes de electricidad. El racionamiento de alimentos se ha generalizado. El primer ministro Andréi Lukanov ha amenazado con su dimisión si la oposición no se compromete con su programa de choque.

Hungría quedó paralizada en octubre por el bloqueo de carreteras y líneas de ferrocarril provocado por millares de taxistas y transportistas en protesta contra la subida de los precios del combustible. En Gobierno tuvo que ceder en parte. Sin embargo, la huelga salvaje le ha llevado a elaborar un duro plan de saneamiento económico acelerado. Los Gobiernos de la región podrían verse obligados a utilizar la policía y el ejército para imponer la reforma. lo que sería un grave golpe a la democracia.

Con la crisis del Golfo, Europa tiene a desatender la dramática situación de estos países en un momento decisivo para esta región cuyo hundimiento en el caos económico y político pondría en peligro a todo el continente.

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