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El Gobierno argelino acusa a ocho funcionarios de prisiones de practicar la tortura

Ocho funcionarios del Centro Penitenciario Civil de Blida, a 40 kilómetros al oeste de Argel, han sido acusados de haber infligido malos tratos y torturas a una veintena de reclusos, según aseguran las asociaciones de derechos humanos en un informe remitido al procurador de la República. El Ministerio de Justicia ha anunciado ya su decisión de presentar una acción pena¡ contra los citados funcionarios, al tiempo que las asociaciones humanitarias han afirmado que acudirán al procesamiento como acusadores civiles.

La investigación de las torturas en la prisión de Blida se inició hace 15 días, cuando las dos ligas de derechos humanos de Argelia fueron informadas de supuestos malos tratos a reclusos. Las dos asociaciones se pusieron en contacto con la Administración, creándose un comité tripartito en el que han colaborado un magistrado, un médico y representantes de las ligas.El secretario general de la Liga de Derechos Humanos, el abogado Rezak Bara Kamal, ha asegurado a EL PAÍS que esta investigación se ha llevado a término con la total colaboración de la Administración de justicia, que ha abierto de par en par las puertas de la prisión de Blida, facilitando contactos y pesquisas.

Los 20 reclusos supuestamente torturados formaban parte de un grupo de 102 prisioneros, en su mayoría condenados por actividades terroristas integristas, que el pasado 27 de septiembre huyeron de la prisión de Blida. La huida se debió a una negligencla de los funcionarios, lo que permitió que los presos salieran de la cárcel prácticamente por la puerta. La mayoría de los evadidos se encuentra nuevamente en prisión, después de que se entregaran voluntariamente. Sólo 255 de ellos quedaron en libertad.

Como consecuencia de esta evasión, la Administración de justicia suspendió al director de, la cárcel y a algunos de sus funcionarios por considerar que habían actuado con desid1a en la custodia de los detenidos. Estas medidas disciplinarias provocaron la indignación de los funcionarlos de la prisión de Blida, algunos de los cuales se ensañaron con los reclusos cuando éstos volvieron a la cárcel.

Las asociaciones de derechos humanos aseguran que a algunos de los detenidos les fracturaron los dientes y fueron golpeados con látigos hasta producirles llagas en todo el cuerpo. Continúa el informe señalando que a otros reclusos se les obligó a beber agua con orines y que se les introdujeron palos y tubos de plástico por el ano.

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