"El Planeta me permitirá llegar al mayor numero posible de gente"
Al escritor Antonio Gala, ganador del Premio Planeta con la novela El manuscrito carmesí, le horroriza pensar que pudiera repetirse el acoso de fotógrafos de que fue objeto en la noche del lunes, cuando el suyo era un premio más que anunciado. Prefiere pensar que el mensaje de su novela sobre la cara oscura de 1492 llegará a un máximo de público gracias al galardón. Confiesa que se identifica con Boabdil, el protagonista de la novela, y califica al último rey moro de Granada de "personaje muy actual, un hombre a la deriva".
Al comentarle a Antonio Gala que la culpa del acoso que sufrió en la noche del lunes partía de la certeza, ampliamente extendida antes de la concesión, de que el premio era para él, procura evitar que la conversación caiga en el terreno de las maniobras. "De verdad que El salario del rey [título con el que presentó la novela al premio] era para mí el salario del miedo", confiesa, "porque yo no estoy acostumbrado a concurrir a premios. Era la primera vez que lo hacía y me planteé si debía o no concurrir al Planeta, porque al principio yo pensaba que había que dejar el sitio a la gente joven. Pero yo era el novel de la novela. Era mi primera novela y me creí con derecho a presentarme al Planeta, sobre todo pensando en que ahora ya se ha transformado un poco en un premio casi de consagración. Por otra parte, no creo en la existencia de diarios íntimos guardados en un cajón. Todo el que escribe va hacia el mayor número posible de gente".El tema elegido por Gala para su primera novela, el de una supuesta autobiografía de Boabdil, el último rey moro de Granada, seducía al escritor desde hace tiempo. "Yo quería dejar el teatro y escribir una novela, pero necesitaba tiempo", comenta. "Yo no suelo tomar las decisiones; dejo que la vida las tome. Y la vida me había ido acercando de una manera un poco fatídica al personaje de Boabdil. Penderecki, por ejemplo, quería escribir una ópera cuyo texto fuese mío, antes que el Colón, sobre Boabdil, porque lo veía como un héroe romántico, un perdedor romántico. Por otra parte, Boabdil es un ser perdedor sobre el que no se había escrito, al que sólo se le había denigrado".
En el libreto de la ópera Cristóbal Colón, Gala ofreció la imagen positiva del 1492, el descubrimiento de América. En El manuscrito carmesí, sin embargo, él mismo afirma que presenta la cara oscura de ese mismo año. "Colón termina con la palabra tierra. No hay sangre en la ópera. La sangre viene luego. Pero había una sangre previa. El día 1 de enero de 1492 se produce una de las mutilaciones más graves de la historia de España. Sale el hecho islámico y momentos después salen los judíos. Los cristianos, que habían vivido de las razzias contra los árabes, se quedan prácticamente sin nada y tienen que irse a América. Pero ya la casa está sin arreglar y se edifica todo sobre una falsa unidad y sobre algo tan personal como la religión. Y tenía necesariamente que salir mal. Sin el islam no se comprende la cultura europea y, desde luego, sin el islam no se comprende España".
El escritor confiesa que ha llegado a "aínar profundamente" al personaje de Boabdil y que se identifica con él en muchos aspectos. "Al personaje de Boabdil lo encuentro tan actual...", dice. "Es un hombre a la deriva, un hombre al que le atrae la sensibilidad y un intelectual que se ve obligado a ejercer la épica y a ejercerla en el peor de los momentos, porque él había sido educado como un príncipe del Renacimiento. Y de repente se ve obligado a gobernar un pueblo desahuciado. Pero él tiene que mantener el tipo y lo mantiene de una manera muy delicada, dejando las cosas de modo que él no sea necesario".
Gala admite que se ha sentido a gusto en su experiencia como novelista y que le ha servido su formación de dramaturgo. "Tenía que inventarme el personaje de Boabdil, y creo que me lo he inventado tan bien, o tan verosímil, que en este momento ya no sabría decir dónde está la erudición y dónde la ficción", declara.
Babelia
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