¿Y si Sadam se retirarse?
Algunos árabes y diplomáticos occidentales en Riad comienzan a tener la siguiente pesadilla. Una mañana, el mundo se despierta y se encuentra Kuwait sin tropas invasoras: todos los iraquíes se han marchado más allá de sus fronteras- Sadam Husein da una lección a los avariciosos kuwaitíes y coloca a Occidente ante un doble rasero con respecto a Israel. Todos los rehenes son puestos en libertad. La crisis se desvanece, y EE UU olvida las razones por las cuales mantiene sus tropas en la zona. La ONU llama a todas las naciones para que levanten el embargo; los petroleros surcan libremente los océanos para terminar lo antes posible con las alzas del petróleo, y los Estados ricos del Golfo están mucho más alerta que antes de la invasión.Ésta sería la victoria que a miembros de la Administración de Bush y a dirigentes saudíes y kuwatíes no les gustaría saborear. Pero así sería si Sadam Husein diera marcha atrás, como parece dispuesto a hacer, según diplomáticos occidentales.
La posibilidad de una victoria en estas condiciones es tenida en cuenta por norteamericanos y saudíes después de ocho semanas de crisis.
La inquietud ha provocado resquicios entre las declaraciones públicas y privadas de dirigentes de EE UU y de Arabia Saudí.
Así, parece desearse que Irak acepte las cuatro condiciones de EE UU, que son, además de la "completa e incondicional" retirada iraquí, la restauración legítima" del Gobierno kuwaití, la protección de los norteamericanos en Irak y fuera de territorio iraquí y la estabilidad regional.Declaraciones enfrentadas
Pero algunos norteamericanos y saudíes afirman que esta eventualidad significaría una derrota, un fiasco o un "ahora olvidemos lo que ha ocurrido".
Tal dicotomía entre lo que se desea en privado y lo que se dice en público refleja el deseo ferviente que hay entre miembros de la Administración norteamericana, congresistas, dirigentes árabes y líderes de Israel para que la situación actual sirva para aplastar la maquinaria militar de Irak en una guerra que impida a los iraquíes mantener su acción sobre Kuwait o intentar aventuras semejantes en el futuro contra países vecinos.
La posibilidad de una retirada pacífica de Sadam Husein es algo remoto, afirman algunos analistas. Si capitulase, el líder iraquí se enfrentaría al riesgo de ser detenido o encarar un golpe de Estado. Pero según otros expertos, el control policial sobre la sociedad iraquí evita cualquier sorpresa y la posibilidad de que Sadam sobreviva a serios reveses, incluida una guerra de destrucción contra las potencias occidentales.
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