Verano en corto
Los diseñadores jóvenes huyen de la extravagancia en sus modelos para la próxima temporada
El diseño joven que ahora se hace en España es más comercial que nunca, se apoya en el cuerpo entallado y deportivo y renuncia al traje extravagante para reinas de la noche. Del vaquero al organdí y de los hombros agujereados a las faldas blancas de tenista, las propuestas de Antonio Alvarado, Ángel Schlesser, René Zamudio y Veva Medem encuentran su mejor lugar entre los cuerpos frescos y sonrientes, y no dudan en ironizar sobre el familiar chándal que durante una década vistió a medía España.
Incluso Rossy de Palma, desfilando para Zamudio con falda de lino negro y chaqueta cruda de espalda cruzada, parecía tranquila y muy señora. La pasarela Cibeles, en la XIII edición que ayer cerró sus puertas en Madrid, ha eludido los choques brutales del desafío.El niño terrible que fue Antonio Alvarado ejerció esta vez de diseñador urbano, tocado por la psicodelia de los setenta. Quiso llegar hasta el corazón de las adolescentes con vestidos de baby doll. Y, complaciente ante las reales exigencias de los jóvenes de la calle, le dio al vaquero el primer lugar entre sus preferencias. Tejidos sobre trama blanca, con pespuntes y chapas plateadas en los bajos que Chus Burés ha diseñado para él, los tejanos de Alvarado responden al actual boom de esta prenda de la cual se ha redescubierto su valor sexy. Las botas de cuero y los cinturones con espuela de caballo completaron esta postal de tribu urbana, que tanto usan los motards californianos como las niñas snob de París. Aplaudieron el desfile de Alvarado los famosos que los reconocen como su modista exclusivo: Pedro Almodóvar, Rossy de Palma, Marta Sánchez, María Barranco y Alaska, recordaron juntos aquellos tiempos en los que Alvarado tomó el título de diseñador de la movida.
Nuevo talento
Ángel Schlesser, el nuevo talento y el más mimado por las revistas de moda españolas, ajustó la silueta con tejidos naturales de efectos metalizados. Cremalleras y coulissés le dan desgarro y fuerza a sus americanas largas y a los chalecos. La moda de Schlesser es muy elástica -una de las tendencias claves para el próximo verano- y traslada el traje deportivo a la moda de la calle, tanto en sus faldas de pliegues blancos, en sus cazadoras cortas y ablusadas o en los body-suits que se adhieren como una segunda piel. Schlesser da un mensaje internacional, arropado por la sensualidad .René Zamudio entresacó formas de las diferentes piezas que siempre han llenado el guardarropa femenino. Fue el desfile de un buen sastre, cruzando espaldas, proponiendo chalecos-baberos que desnudan por atrás, y rescatan do antiguos organdís y piqué s de algodón que, en un juego óptico cumplían la función de solapas. Veva Medem, una de las diseñadoras más recientes en el panorama, drapeó a la mujer de arriba abajo con colores planos, anudó medio vestido encima de otro buscando la asimetría japonesa y se lució con un pachtwork de colores cálidos, en cuadraditos aplicados sobre figuras negras femeninas al máximo.
Nacho Ruiz presentó una moda tranquila, mediterránea y blanca. Exaltó el eterno femenino utilizando con profusión el lino y los jacquards con lurex. Las gamas de colores, contrastadas, tuvieron en la naturaleza su punto de referencia.
Manuel Piña no quiso enseñar su ropa de calle y prefirió mostrar las posibilidades que ofrece el traje sobre el cuerpo pero entendido como objeto. Galáctico como Mugler, con aros, alambres y tubos de plástico, Piña optó por la mujer no real y estuvo más cerca del costume-designer por autoencargo. Dice Piña que era lo que le apetecía hacer.
Devota y Lomba consiguieron casar el talento deportivo -que tanto gusta a los nuevos modernos- con la obra del sastre. En sus playeros, abrochados en cruzado a lo Katherine Hepburn, en sus gasas superpuestas encima de camiseta y shorts o en su colección de minipantalones anudados se respiraba costura por un lado y fuerza atlética por el otro. Devota y Lomba defendieron el sentido estricto de la moda.
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