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Pascual Sala dice que las anomalías en la cuenta del Estado no impiden su aprobación

El presidente del Tribunal de Cuentas, Pascual Sala, reconoció ayer en el Senado que la institución que preside ha detectado algunas anomalías en la Cuenta General del Estado correspondiente a 1986, "pero no tan significativas como para no pedir la aprobación de la misma".

Sala presentó a los miembros de la comisión mixta Congreso Senado para las relaciones con el Tribunal que preside, el informe sobre la Cuenta General del Estado en 1986 y pidió su aprobación al considerar que "presenta una información homogénea e internamente consistente". "Eso no quiere decir", añadió, "que no se hayan detectado algunos incumplimientos, irregularidades o desviaciones de naturaleza técnico-contable que puedan afectar a cifras relativas a las regularizaciones arrastradas de periodos presupuestarios anteriores'".

Sala añadió que se ha observado también una falta de concordancia entre los datos suministrados por las entidades pagadoras y perceptoras cuando se trata de transferencias habidas entre las mismas, y que la existencia de anomalías por arrastres de ejercicios anteriores producirían un aumento de 30.992 millones de pesetas en el déficit de gestión presupuestaria, que la Cuenta General del Estado de 1986 cifra en 700.408 millones.

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