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EE UU y Filipinas inician la primera ronda negociadora sobre las bases

Filipinas y EE UU comenzaron ayer en Manila la primera ronda de negociaciones para la firma de un tratado de cooperación y seguridad que deberá dilucidar el futuro de las bases de Clark y Subic y otras cuatro instalaciones menores norteamericanas, que albergan a un total de 40.000 hombres y cuyo arriendo expira en septiembre de 1991.

Tanto Washington como Manila parecen estar de acuerdo en que la presencia militar estadounidense en el archipiélago será en adelante bastante menor, y los dos Gobiernos hablan, aunque no de manera oficial, de un calendario para la retirada parcial o total de soldados antes de que termine el presente siglo. La presidenta filipina, Corazón Aquino, manifestó el lunes por la noche en un discurso televisado a la nación que ha llegado el momento de que se produzca una retirada ordenada de las fuerzas norteamericanas y de que se establezca un nuevo marco de relaciones más equitativo y respetuoso con la soberanía de cada uno. Sin embargo, Aquino no habló de calendarios. La nueva Constitución filipina exige que sólo un tratado puede justificar la presencia de bases extranjeras en el territorio nacional.

El jefe de la delegación estadounidense, Richard Armitage, admitió ayer en la jornada de apertura de la primera ronda de negociaciones que es evidente que se acerca el final de los días en los que era masivo el número de soldado5 norteamericanos desplegados en suelo filipino, y dejó ver que Washington se sienta a la mesa con la idea de negociar una sensible reducción de ¡ropas. Por su parte, el jefe de la delegación filipina, Raúl Manglapus, ministro de Asuntos Exteriore, subrayó que su Gobierno desea discutir todos los campos de la relación con Estados Unidos para darle un nuevo carácter.

Reducción gradual

Los dos países hablan de una reducción gradual de efectivos norteamericanos de la base aérea de Clark y la naval de la bahía de Subic, esta última de gran importancia estratégica por ser el cuartel general de la VII Flota y cuya responsabilidad alcanza hasta el área del golfo Pérsico. EE UU estima, y ahora más que nunca, que Subic es vital para sus intereses en Asia. Analistas filipinos sostienen que los norteamericanos abandonarán Clark por su peligrosidad, al estar en la isla de Luzón, el feudo de la guerrilla comunista, pero no Subic. El congresista demócrata Stephen Solarz reveló la semana pasada en el Congreso que la Casa Blanca quiere negociar un plazo de 10 años para una retirada gradual de soldados y un acuerdo para un posible uso comercial limitado de las bases posteriormente. El Gobierno de Manila, por el contrario, propone que el plazo se reduzca a no más allá de cinco años, aunque el Ejército quiere que sea más amplio. El nuevo tratado deberá ser ratificado por al menos una tercera parte del Senado filipino y refrendado en un plebiscito popular.

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