'La Celestina' bailada sin expresión
La presentación del Ballet España de Paco Romero en el Centro Cultural de la Villa de Madrid se enfrentó a graves imprevistos: parte del vestuario se quedó atascado en México, donde acababan de actuar, y la primera bailarina, Esther Ponce, se cayó del cartel en el último momento. Hubo que cambiar el programa y presentar la primera parte -la Navarra de Albéniz y una serie de números flamencos- en ropa negra de ensayo, lo que deslució unos números que, no obstante, se podía apreciar que estaban bien montados y, en conjunto, bailados con convicción y competencia.La nueva primera bailarina -y bailaora- Belén Fernández, que ya había actuado la pasada semana en el mismo teatro con el grupo de Rafael Aguilar, estuvo a la altura y demostró un nervio flamenco notable. Pero el plato fuerte de la noche era el estreno de la versión danzada que Romero ha hecho de La Celestina, y aquí aparecieron problemas más graves que los de vestuario.
Ballet España de Paco Romero
Navarra (Romero-Albéniz), La Celestina (Romero- Sanlúcar). Dirección: Paco Romero.Centro Cultural de la Villa de Madrid. 13 de septiembre.
La tentación de apelar a textos literarios significativos para crear ballets es universal -y también los batacazos- No hay ninguna ley que diga que la diferencia de lenguajes sea insalvable; hay ejemplos de éxitos rotundos, incluso en varias versiones distintas, como el Romeo y Julieta de Shakespeare. Incluso en el ámbito más limitado y más dificil del baile español ha habido logros notables, como la Medea de Granero. Pero son muchas más las decepciones, y La Celestina de Paco Romero está entre estas últimas.
La ausencia de un guión o una idea dramática que permita recoger y desarrollar en términos de danza algo del espíritu o la intención del complejo texto convierte esta supuesta Celestina en una serie de bailes, introducidos e interrumpidos en algunos momentos por el recitado de Carmen Casarrubios, gracias al cual el público entiende que ella es la Celestina y no, por ejemplo, el aya de Julieta.
El caso es que los bailes, sobre todo los de grupo, tienen vida en la línea de lo que puede verse en lo que se llama clásico español, disciplinado y algo monocorde. Pero el lenguaje coreográfico de Paco Romero es limitado y, al menos de momento, no consigue la expresión dramática que sería imprescindible. Calixto (Paco Romero) y Melibea (Belén Fernández) hacen un esfuerzo de interpretación, pero ambos estaban mejor en la primera parte.
Babelia
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