Los tarraconenses sustituyen el caos por la serenidad

Los ciudadanos de Tarragona reaccionaron ayer con absoluta serenidad ante la explosión en el rack de Repsol, a diferencia de la actitud que adoptaron tres años antes, cuando ETA perpetró un atentando en el haz de tuberías que ayer volvió a estallar. En la madrugada del 12 de junio de 1987, cerca de 30.000 personas evacuaron espontáneamente la ciudad tras comprobar que una imponente columna de fuego surgía de las químicas.El caos, que brindó escenas patéticas, vino motivado por la desinformación que sufría la población por parte de Protección Civil. Los alumnos del antiguo centro educativo de la antigua Universidad Laboral, situada en el mismo corazón de las químicas y a menos de 500 metros del rack, huyeron semidesnudos por la playa.

La explosión de ayer sorprendió a los ciudadanos despertándose. El estruendo fue más leve y los tarraconenses, tras observar nuevamente que surgía la bola de fuego, actuaron con serenidad y resignación, atendiendo las llamadas a la calma que se emitían por radio. No faltaron buenas dosis de indignación por la repetición de la explosión. Sin embargo, algunos turistas que estaban disfrutando del fin de semana no dudaron en hacer las maletas, coger el coche y marcharse en dirección contraria a Tarragona.