_
_
_
_

Miles de personas destrozan una estatua de Lenin en Georgia

Treinta mil personas aplaudieron ayer la caída de una estatua de Lenin en una de las plazas centrales de Tbilisi, la capital de Georgia. Durante la noche del lunes los ingenieros no lograron sacar de su pedestal al coloso de 20 metros de altura, que teóricamente una grúa debía haber levantado para luego ponerla a salvo en un lugar seguro. Cuando ayer por la mañana el monumento se vino por fin abajo, el público se lanzó contra el revolucionario fundador de la Unión Soviética con cinceles y martillos para destrozarlo y llevarse un pedacito como recuerdo, según la agencia georgiana Iveria.La agencia oficial Tass se limitó a informar del hecho en tres líneas, explicando que la resolución del Ayuntamiento de Tbilisi se debía a que "la figura y el pedestal en los últimos días habían resultado dañados". Efectivamente, el domingo por la noche alrededor de 3.000 militantes de los partidos de oposición se congregaron en la plaza de Lenin, rociaron la estatua con gasolina, le prendieron fuego y luego trataron de destruir el pedestal con un tractor. Por eso el lunes el Ayuntamiento decidió desmontar la estatua "para restaurarla", cosa que ahora será imposible.

La destrucción de los monumentos a Lenin -hasta ahora un nombre sagrado en la URSS- se ha hecho común en diferentes repúblicas, especialmente en las que muestran ánimos independentistas y ven en el fundador del sistema soviético la causa de todos sus males. Especialmente activos en la guerra de las estatuas se han mostrado los georgianos, los ciudadanos de las repúblicas báltícas y los ucranianos de la parte occidental, que pasó a formar parte de la URSS tras la II Guerra Mundial.

Las protestas del PCUS contra estos actos, que califica de "antihumanitarios y vandálicos", ha sido tan enérgica que ha obligado a los dirigentes de algunas repúblicas a desmarcarse de los antileninistas. Así, el presidente de Letonia, Anatoli Gorbunov, tuvo que declarar hace poco que son inadmisibles "los intentos amorales de borrar el nombre de Lenin de la historia, independientemente de la forma que éstos tomen y de dónde ocurran".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_