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FERIA DE COLMENAR VIEJO

Torería de Víctor Mendes

Es la hora de Víctor Mendes, al parecer. Quizá deberíamos decir que son las horas de Víctor Mendes. Cuando suena un campanazo, ¡tan!, es la una, y Víctor Mendes lleva dados ya varios campanazos. los últimos días. Hace poco fue en Bilbao, bajo la lluvia, y ayer fue en Colmenar, muy cerquita de Madrid. No es que el campanazo consistiera en que cortase apéndices muchos; consistió en que hizo una acabada demostración de torería y, además, con un toro difícil.Ahí está el intríngulis, que quiere decir la madre del cordero: la torería; un raro valor entre toreros contemporáneos, aunque parezca mentira. Ocurre así porque los toreros contemporáneos suelen ser pegapases, avezados si de pegárselos a los borregos se trata, incompetentes si les sale un toro bravo de verdad, y no digamos un pregonao.

Escobar / Domínguez, Mendes, Castillo

Cinco toros de José Escobar, bien presentados aunque desiguales de trapío, flojos, en general deslucidos; peligroso el 2º, 5º, sobrero de Campos Peña, bien presentado y manejable, en sustitución de un toro de Escobar, inválido. Roberto Domínguez: pinchazo y estocada corta muy baja (algunas palmas y pitos); pinchazo y estocada corta atravesada; la presidencia le perdonó un aviso (silencio). Víctor Mendes: estocada trasera y cinco descabellos (ovación y salida al tercio); dos pinchazos y descabello (ovación y salida al tercio). Pedro Castillo: pinchazo, otro bajo, rueda de peones, dos pinchazos más, nueva rueda de peones y tres descabellos (silencio); estocada atravesada que asoma (aplausos y saludos).Plaza de Colmenar Viejo, 28 de agosto. Cuarta corrida de feria. Poco más de media entrada.

Pregonao le salió precisamente un toro a Víctor Mendes ayer. Un pregonao de esos que pegan tornillazos y se revuelven en un palmo de terreno. Cualquier otro diestro le habría macheteado -en realidad, eso aconsejaba el público- pero Víctor Mendes le retó, le dijo "tu pasas por aquí porque lo mando yo", según traducción libre, pues habla portugués; citó cruzándose, aguantó gañafones, templó lo que se podía templar, mandó tal como había anunciado, y tras dos emocionantes tandas con sus correspondientes pases de pecho, el toro ya casi pasaba por allí. porque lo había dicho él.

Manejable el quinto, Víctor Mendes ciñó verónicas, desciñó redondos. A ese toro, le toreó Víctor Mendes con su habitual pundonor, aunque sin arte. En cambio le prendió tres soberanos pares de banderilllas, haciendo la reunión con enorme pureza. Víctor Mendes es el único matador-banderillero de la época presente que se asoma al balcón sin disimulos, lo cual constituye otro singular rasgo de torería.

Roberto Domínguez citaba al primer toro pegando zapatillazos y en el embroque echaba el paso atrás. Al cuarto, tras diversas vacilaciones cuando el toro aún no había entrado en fase preagónica, le cogió el sitio a su absoluta invalidez y toreó en el régimen del unipase. Fue, naturalmente, una faena que apenas interesó a nadie. El unipase no hace toreo y, con toro moribundo, menos.

Con tal clase de toreo y semejante categoría de toro el público colmenareño se aburre de muerte. Al público colmenareño que no le vayan con monsergas, y menos ahora, que puede ver las corridas a gusto, sin perderse detalle, desde cualquier localidad, pues le han remozado el antiguo e incomodísimo coso, convírtiéndolo,en un amplio edificio de mayor aforo y holgado graderío.

Por la parte de sol las peñas animaban el festejo, salvo algunos peñistas que se pusieron a dar gritos estemporáneos al caer la noche. Los gritos estemporáneos se produjeron mientas Pedro Castillo, cuyo lote resultó el peor, libraba acosones del sexto toro, que le tiró un par de viajes como para helarle el habla. Viajes de semejante corte los había dominado con torería Víctor Mendes cuando aún lucía el sol en lo alto, es cierto, pero que Pedro Castillo no pudiera hacer lo mismo o que en el reloj del ayuntamiento fueran a dar las nueve, no eran razones para ponerse a chillar, francamente.

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