Nace en el País Vasco una revista de ámbito estatal dedicada al sida

La Comisión Ciudadana Antisida de Vizcaya ha iniciado la publicación de una revista dedicada íntegramente a la problemática que genera esta enfermedad en todo el Estado y editada por una organización no gubernamental. La revista se llama Sidapress, tiene periodicidad semestral y ha sido promovida, según sus responsables, con el ánimo de "establecer lazos de comunicación y colaboración entre la población, los profesionales de la información y los voluntarios que integran la comisiones anti-sida de todo el Estado".La publicación, que dirige óscar Arroyucio, ofrece colaboraciones en cuskera y castellano de intelectuales, profesionales y expertos en la materia y ha sido distribuida en sus dos primeros números únicamente en la comunidad autónoma vasca y Navarra, con una tirada de 3.500 ejemplares. Los editores esperan poder difundir en toda España el próximo número, que aparecerá coincidiendo con el Día Internacional de la Lucha Contra el Sida, establecido el 1 de diciembre por la Organización Mundial de la Salud.

Lucha contra el miedo

Entre los objetivos de Sidapress, sus promotores destacan los de "hacer frente a la confusión, el miedo y la discriminación, crear un medio de expresión que promueva el análisis y el debate, denunciar las situaciones de discriminación, facilitar el asociacionismo de los afectados y sus allegados, dar a conocer los avances científicos en esta materia y promover la implicación de personalidades diversas que puedan aportar nuevas visiones desde sus ámbitos respectivos".La portada del segundo número es obra del pintor José Ibarrola. Entre las colaboraciones aparecen las firmas del filósofo Fernando Savater, la escritora en euskera Arantxa Urretavizcaya, el neurólogo Fernando Sádaba, los sociólogos Xabier Alerdi, José Manuel Mata y Ander Gurrutxaga o Miguel Lerma, miembro de la Asociación Derecho a Morir Dignamente, además de Pietro Cocchetti, integrante de una asociación italiana de solidaridad con los enfermos de sida.

Este segundo número se ha planteado como un intento confesado de atraer la atención sobre Sidapress tanto de los lectores como de las instituciones públicas que pudieran colaborar en la financiación de la revista. Con un presupuesto aproximado de medio millón de pesetas, la publicación ha aparecido hasta ahora sin publicidad y gracias a la colaboración desinteresada de los especialistas invitados a escribir.