La mala fe de un tribunal
Es ya casi un tópico el que la formación musical en España es deficiente, que la enseñanza de la música tiene muchas carencias, que hay lugares de España desasistidos musicalmente hablando... Parece que este panorama empieza a cambiar, al menos así lo creíamos algunos no precisamente profesionales de la enseñanza musical: se abren conservatorios en muchos y diversos lugares de España, se dotan de plazas que salen a concurso-oposición, en fin, parece que la enseñanza musical está sacando la cabeza.Pero lo que no podíamos ni imaginar es que sean los propios profesionales de esta enseñanza los que menos hacen para que avance; y esto lo decimos, concretamente, por la actitud que
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tuvo el tribunal número 2 de piano en el concurso-oposición para profesores auxiliares de conservatorio que se celebró el pasado mes de julio en Madrid; decir que fue un tribunal deplorable es poco, pues demostraron mala educación, prepotencia (creíamos que eso ya no pasaba) e ignorancia (que es lo peor); y, llevados por su ignorancia y prepotencia, se permitieron el lujo de dejar vacías 16 plazas de las 18 de que disponía este tribunal; no demostraron altura intelectual, ni musical, ni humana para hacer semejante desafuero.
Explicar por qué decimos lo anterior alargaría mucho una carta de este tipo. Los que asistimos como espectadores al primer ejercicio de la oposición (defensa en 10 minutos de una memoria pedagógica y exposición de dos temas de un total de siete) presenciamos con sorpresa una evidente mala fe y falta de respeto por parte del tribunal hacia los opositores, actitudes que se coronaron con el hecho de que sólo seis opositores superaron, por los pelos, esta prueba preliminar; el resto no tuvo ocasión de demostrar en el segundo ejercicio sus cualidades como pianistas y como enseñantes, que es de lo que se trataba. Todo parece indicar que el tribunal tenía prisa por finalizar cuanto antes, lo que explicaría el suspenso masivo del primer ejercicio, evitando así tener que pasarse varios días de un caluroso julio escuchando a los opositores en las largas pruebas pianísticas del segundo; también parece confirmarse que en el tribunal existía el prurito de que "cuantos menos sean en el cuerpo, más buenos parecen los que ya están".-
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