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GUERRA EN EL GOLFO

El rey Hussein fracasa en su intento de mediación

El rey Hussein de Jordania, actuando, según sus palabras, en nombre propio y sin ser correo de nadie, salió ayer con las manos vacías de una reunión de dos horas y media con el presidente norteamericano, George Bush, en la que intentó infructuosamente buscar una salida diplomática a la cada vez más explosiva situación en el Golfo. Pero, según todos los indicios, lo único conseguido por el monarca jordano en Estados Unidos fue "una mejor comprensión de Washington" de su delicada situación personal y la de su país, emparedado entre dos incómodos vecinos, Irak e Israel.

Por las palabras de Hussein en unas breves declaraciones al término de la larga reunión, celebrada en la residencia veraniega Presidencial de Kennebunkport, en la costa de Maine, la conversación entre los dos jefes de Estado no fue precisamente fácil ni suave."Hemos mantenido un diálogo franco, abierto y sincero", explicó el monarca, de 53 años, que a lo largo de 38 de reinado ha presenciado en la zona guerras, revoluciones y varios intentos de asesinato, utilizando los términos que en lenguaje diplomático se usan para enmascarar la existencia de acusadas divergencias entre los interlocutores.

El rey de Jordania aclaró de una vez por todas que su misión era puramente personal y que no hablaba en nombre de nadie ni traía ningún mensaje del presidente iraquí, Sadam Husein, ni de ningún otro político de la zona. Únicamente, el embajador iraquí en Washington, Mohamed Al-Mashat, se había atrevido a afirmar que el monarca hachemita era portador de una carta personal de Sadam Husein para Bush, afirmación que no había merecido ningún crédito en la Casa Blanca.

"No traigo ningún mensaje"

"No traigo ningún mensaje ni hablo en nombre de nadie en la zona", manifestó rotundamente Hussein, quien explicó su misión como "una obligación de hacer lo imposible" por conseguir una salida negociada a la crisis. Pero el rey, amigo personal de Bush y de su mujer, Bárbara, desde hace años, sólo pudo expresar su esperanza de que se pudiera encontrar una solución pacífica al conflicto. "Hay que tener esperanza", fue su lacónica contestación a una pregunta en ese sentido.

Entre los temas discutidos en la entrevista figuró la posición de Hussein con relación al embargo comercial decretado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra Irak y, concretamente, el acceso de mercancías con destino a territorio iraquí por el puerto de Aqaba, única salida al mar de Jordania y, hasta ahora, única puerta abierta para los intercambios de Bagdad con el resto del mundo.

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El presidente norteamericano ha amenazado con bloquear Aqaba, en el mar Rojo, si el puerto se convierte en un "agujero" para burlar las sanciones. El bloqueo es una acción enteramente posible desde el punto de vista militar si se tiene en cuenta que el portaaviones Eisenhower y su flotilla de escolta se encuentran en posición precisamente en el golfo de Aqaba, y otro portaaviones, el Kennedy, navega desde el miércoles en esa dirección.

Hussein ha mantenido hasta ahora una posición ambigua en el tema del embargo comercial contra Irak, perfectamente comprensible desde su punto de vista si se considera que Jordania recibe el 95% de su petróleo procedente de Irak, envía el 40% de sus exportaciones a ese país y una gran parte de sus divisas proceden de las transferencias en moneda extranjera que realizan los emigrantes jordanos en territorio iraquí. A estas realidades hay que añadir el hecho de que los palestinos de Jordania, que componen el 40% de su población, se hayan manifestado multitudinariamente a favor de Sadam Husein, a quien consideran un salvador de la nación árabe.

Hussein manifestó que la posición de su país con relación a Aqaba no había cambiado y que su Gobierno estaba en contacto con las Naciones Unidas para clarificar el alcance de las sanciones.

El rey recordó que por Aqaba no sólo pasaba el tráfico comercial iraquí, sino también la mayoría de las importaciones y exportaciones jordanas.

Por su parte, Bush manifestó al término de la entrevista que, "aunque las diferencias con Jordania se habían reducido, no estaba totalmente satisfecho -" de la posición dilatoria adoptada por Ammán en el tema de las sanciones.

El campo de maniobras del monarca hachemita es muy limitado. Sólo la promesa de una ayuda económica masiva por parte de Estados Unidos , o de los banqueros de Occidente, Alemania y Japón, sibilinamente sugerida por Bush, o la más probable de Kuwait y los países del Golfo, podría inclinar a Hussein a unirse al embargo internacional contra el régimen iraquí.

[El Gobierno británico suspendió anoche indefinidamente el permiso de exportación para un cargamento de armas destinado a Jordania, ante el temor de que éste pudiera llegar a Irak, informa Efe].

Washington y Bagdad parecen haber atravesado ya sus respectivos Rubicones con la escalada de retórica bélica emprendida por sus dos presidentes en las últimas 48 horas. La devolución de insultos hecha ayer por Sadam Husein a Bush y la amenaza de devolver "cadáveres de norteamericanos en ataúdes" si Estados Unidos iniciaba las hostilidades sólo mereció una sonrisa de desprecio por parte del presidente norteamericano y una calificación de "exótica retórica e intento de distorsionar la verdad [de la ocupación de Kuwait]", por parte del protavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.

Y por si la retórica no fuese suficiente ilustración de la creciente tensión entre los dos países, Bush cursó ayer la orden oportuna a los barcos de guerra norteamericanos en la zona para que intercepten, "con el mínimo uso de fuerza", cualquier navío que intente transportar mercancías hacia o desde Irak. Por otra parte, Washington se mostró ayer aliviado ante las informaciones procedentes de Teherán, según las cuales Irán continuará exigiendo la retirada iraquí de Kuwait a pesar de las propuestas de paz hechas el miércoles por Sadam Husein. EE UU había expresado su temor de que la aceptación por parte de Irak de todas las condiciones iraníes para poner fin a la guerra no fuera sino una maniobra de Bagdad para burlar el embargo a través de territorio iraní.

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