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Cayó la espada de Damocles

La espada que pendía sobre Benazir Bhutto desde el mismo día 2 de diciembre de 1988, en que aceptó ponerse al frente del Gobierno paquistaní, cayó finalmente ayer. Han sido 19 meses de lucha, pero sus enemigos le auguraban bastantes menos. La líder del Partido Popular de Pakistán (PPP) aceptó que le ataran las manos antes de asumir la jefatura del Gabinete.Juró el cargo de primera ministra después de prometer que no se entrometería en todo lo relativo a las poderosas Fuerzas Armadas, ni en la espinosa cuestión de la resistencia afgana. Se le impuso que mantuviera al ministro de Asuntos Exteriores que nombró Mohamed Zia Ul Haq, el dictador que envió a su padre, Zulfikar Alí Bhutto, a la horca, y al ministro de Defensa, general Beg, nombrado por Gulam Ishaq Jan, entonces jefe de Estado interino, y quien permitió que Benazir fuera primera ministra si él, un hombre vinculado a la Liga Musulmana -el principal partido de la oposición- era confirmado en la presidencia.

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Para ello, el PPP, partido que había ganado con un amplio margen las primeras elecciones democráticas en 11 años, se comprometía a votar en la Cámara Baja a favor de Jan.

Esfuerzo y soberbia

Beríazir, la primera mujer en gobernar una República Islámica, hizo acopio de un verdadero empeño por democratizar Pakistán, un país que desde su creación en 1947, al dividirse la joya de la corona británica, ha estado casi todo el tiempo bajo la bota de los militares. Los hados estaban contra ella, que tampoco supo compartir el poco poder que tenía. Su soberbia levantó ampollas en su propio partido y en las pequeñas formaciones que se habían asociado con el PPP para lograr la mayoría necesaria para gobernar.

La explosión de disturbios etnicos que causó más de mil muertos en la provincia de Sind -feudo tradicional de la familia Bhutto- en junio pasado, fue consecuencia de la ruptura de la alianza entre el PPP y las fuerzas mayoritarias en las grandes ciudades sindis de Karachi e Hyderabad. Funcionarios allegados a Beríaz:ir contaron entonces a esta enviada especial que en una reunión con miembros del PPP la primera ministra "tiró la toalla y dijo que ya no podía más con el peso del Gobierno".

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El líder de la oposición y jefe del Gobierno de Punjab, la provincia más rica de Pakistán, Gulam Mustafá Jotai, se encargó a su vez de ponerle las cosas aún más difíciles a Beríazir.

El mismo Gobierno indio asegura que la revuelta de Cachemira, que ha estado a punto de llevar a Pakistán y la India a su quinta guerra, fue azuzada por la Liga Musulmana para hacer caer el Gabinete de Bhutto.

La primera rninistra logró "milagrosamente", según fuentes diplomáticas occidentales, salvar las dos mociones de censura que le presentó la oposición. Hoy debía haberse enfrentado a otra, y tal vez la decisión del jefe del Estado de poner fin a su Gobierno se ha debido a la posibilidad de un nuevo milagro.

El presidente la ha acusado de dirigir un Gabinete corrupto. En Pakistán todo el mundo hablaba de cómo se beneficiaban los negocios del marido y del suegro de Beríazir del cargo de ésta. Fuentes del PPP reconocieron a este periódico que "es fácil" para un empresario mejorar sus negocios cuando se está cerca del poder, pero que en ello influye la misma mentalidad paquistaní. "Sin conexiones no se funciona en este país", añadía.

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