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Los carburantes de los aviones, una de Ias causas de destrucción del ozono

La combustión de los carburantes de los aviones, que produce óxidos de nitrógeno, es una de las causas de la destrucción de la capa de ozono, según afirma el meteorólogo Juan María Cisneros, director del seminario sobre la Antártida celebrado en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. "Esto hace mucho que se conoce", agrega, "pero es ahora cuando empieza a apreciarse una especial preocupación en ambientes científicos internacionales".

El próximo mes de noviembre se desarrollará un seminario en la República Federal de Alemania para tratar precisamente de los problemas de polución atmosférica generados por la aviación y sus repercusiones en la capa de ozono.Con su afirmación, Cisneros no trata de restar importancia a la acción dañina de los gases clorofluorocarburos o CFCs (que él prefiere llamar halocarburos), pero sí quiere situar el problema en un marco más real. "Parece corno si se quisiera hacer creer que una vez se resuelva la emisión de halocarburos a la atmósfera va a desaparecer el problema de la destrucción de la capa de ozono, y eso no el cierto", subraya.

"Los enemigos de la capa de ozono son el cloro y el bromo, pero también los óxidos de nitró.geno y el radical hidroxilo", añade.

En la década de los años sesenta, cuando tres países anunciaron su intención de poner en el aire aviones comerciales supersónicos, ya se desarrolló una fuerte polémica en torno a los perjuicios que podían acarrear los vuelos necesariamente estrátosféricos de esos aparatos, de los que finalmente sólo se comercializó el francés Concorde. Ya entonces se argumentó que los óxidos de nitrógeno vertidos por estos aviones a 12.000 o 15.000 metros de altura iban a perjudicar la capa de ozono.

Vuelos estratosféricos

"El caso", dice Juan María Cisneros, "es que una vez superada la polémica se ha olvidado el problema, cuando me atrevería a decir que hoy actualmente el 50% de los vuelos que se producen en el mundo son estratosféricos y, en consecuencia, contribuyen a dañar la capa de ozono".

Los grandes aviones comerciales suelen volar a 10.000 u 11.000 metros sobre el nivel del mar, lo que los convierte siempre en estratosféricos cuando son. polates o próximos a los polos. Pero también pueden serio en latitudes como la española, porque-la estratosfera, según la época del-año, puede comenzar aquí a los 9.000 o 10.000 metros de altura".

. Por impopular que resulte, Cisneros, un meteorólogo con 20 años de experiencia en la investigación atmosférica, está convencido de que deben imponerse límites a los vuelos. "Porque no sólo los óxidos nitrosos contribuyen a la destrucción del nitrógeno, sino que el vapor de agua que generan los aviones al quemar su carburante es un factor a considerar en el cómputo del Cfecto invernadero que está recalentando el planeta".

Y ofrece un dato para situar la magnitud del problema: en un año, la actual flota aérea mundial vierte en la estratosfera tanto vapor de agua como hay en ese instante en toda esa parte de la atmósfera, y otro tanto sucede con los óxidos de nitrógeno.

Juan María Cisneros valora muy positivamente los estudios sobre la circulación del aire en la atmósfera que tratan de relacionar la disminución de la capa de ozono con fenómenos naturales, en tanto que contribuyen a aumentar el conocimiento sobre el tema, pero niega que sea posible excluir la acción del hombre del problema.

Experto antártico

Juan María Cisneros ha viajado cuatro veces a la Antártida en los últimos cuatro años y ha seguido muy de cerca la evolución del agujero de ozono sobre el continente austral.

Esta experiencia le permite afirmar: "A la brusca detrucción de la capa de ozono que se produce a comienzos de la primavera austral, en octubre, contribuyen en gran medida unas especiales condiciones atmosféricas, pero si a ello no se añaden las fuertes concentraciones de sustancias que el hombre está lanzando a la atmósfera no me parece posible explicar lo que sucede".

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