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LA BATALLA DE MANAGUA

Contras armados se enfrentan en Managua a policías y huelguistas

La participación en la sangrienta batalla de Managua de contras reincorporados a la vida civil, pero todavía armados, demuestra la fragilidad de la transición política nicaragüense y la existencia de graves obstáculos para la consolidación de la democracia y la reconciliación nacional. La amenaza de una nueva guerra civil hizo su aparición en las calles de la nación centroamericana, tomadas por enmascarados con fusiles de asalto y pistolas automáticas.

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Los fuertes enfrentamientos registrados la noche del martes entre un grupo de aproximadamente 25 antiguos contras armados, identificados por diversas fuentes, y la Policía Nacional, en un barrio capitalino donde se encuentra ubicada una emisora de radio que ha denunciado la huelga general convocada por el Frente Nacional de Trabajadores (FNT), ilustran sobre la gravedad de una situación peligrosamente radicalizada. En otra zona de Managua tuvo lugar otro choque entre huelguistas y antisandinistas atrincherados.El Gobierno de la presidenta Violeta Chamorro, al tener conocimiento de un tiroteo con varios heridos en Ciudad Jardín, donde tiene sus instalaciones Radio Corporación, envió al viceministro de Gobernación, José Pallais, a negociar con el grupo armado que controlaba varias trincheras, supuestamente levantadas en defensa del local de la emisora.

Tras cuatro horas de negociaciones, Pallais logró la dispersión del grupo de ex contras armados, que le entregaron una ametralladora y algunos fusiles. Habitantes de ese barrio, partidarios de la huelga, indicaron que otra parte retuvo sus fusiles y pertrechos militares.

En los enfrentamientos de Managua participó, según aseguran fuentes sandinistas, Óscar Sobalvarro, conocido como Comandante Rubén durante los 10 años de guerra entre la Contra y el Frente Sandinista en el Gobierno. Rubén anunció su desarme el pasado 27 de junio en el poblado sureste de San Pedro de Lóvago. En aquella ceremonia, que estableció oficialmente el abandono de la lucha armada y la definitiva desmovilización de la Contra, Óscar Sobalvarro, que fue miembro del Estado Mayor de la Resistencia Nicaragüense (RN), dijo: "Ya no hay órdenes, ni a quién dárselas. Nuestra meta es el trabajo y la reconstrucción del país". El enmascaramiento de la mayoría de los manifestantes más violentos y armados, la movilidad de los piquetes y las características propias de las refriegas callejeras hace difícil, sin embargo, calcular cuántos contras se han movilizado en la lucha contra los huelguistas. Se desconoce también el origen del armamento utilizado en los disturbios de Managua y si los rebeldes que prometieron su desarme mantuvieron los pertrechos militares una vez concluida la ceremonia protocolaria y lo han desempolvado para enfrentarse con la policía o contra quienes, por su parte, se han movilizado violentamente para extender y mantener la huelga convocada por la central sindical dependiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Testigos presenciales de los hechos insistieron en que el principal incidente de las batallas campales tuvo lugar en las inmediaciones de Radio Corporación, emisora que ha mantenido una fuerte campaña contra los huelguistas.

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El diario La Prensa, que dirige Cristiana Chamorro, hija de la jefe de Gobierno nicaragüense, atribuyó responsabilidades en los incidentes a medios de comunicación sandinistas y dijo: "La virulencia y el alto grado de irresponsabilidad con que algunos medios de comunicación manejan la situación anómala del país están provocando los primeros gérmenes de una guerra civil en Nicaragua.

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