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Tribuna:
Tribuna
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Baile e insinuación

En el contexto de un ingenioso escenario, que va cambiando su fisonomía y del que aparecen y desaparecen músicos, elementos decorativos e instrumentos, Madonna se esfuerza por rnostrar sus dotes de show-woman (mujer espectáculo).Madonna baila con elasticidad en casi todas las piezas; juega al erotismo insinuando sus formas con vestidos transparentes; apuesta por el sexo sin contemplación; emula a la Liza Minelli de la película Cabaret; reconstruye la ambientación eclesiástica del Like a prayer [causa de cierto escándalo por su supuesta irreverencia]; somete a sus bailarines asumiendo el papel de hembra dominadora, y canta. Es la reina.

Hormigas

Desde lejos, no sirve de nada que Gaultier haya diseñado la ropa, pues desde donde están los espectadores no se ve; y tampoco sirve que que Madonna intente erotizar al público acostada sobre una cama, ya que no se sabe si se está masturbando o, súbitamente, es víctima de un repentino tic nervioso.

Más información
Madonna venció pero no convenció

En definitiva, si en un gran concierto el público ya está limitado viendo a los músicos como hormigas en lontananza, se puede imaginar lo que ocurre si las hormigas bailan.

El problema de este despliegue de medios, músicos, coristas, bailarines y cambiantes escenografías de corte clásico, es que éstos han demostrado su viabilidad en cine, teatro y televisión, pero no así en un espacio abierto, con luz natural y ante 55.000 personas.

El espectáculo de Madonna, que es correcto sin más en su concepción, solamente funciona visto de cerca, única manera de tener visión completa y globalizadora de lo que ocurre en escena.

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