'Apartheid español'
Comos argentino llegado hace 10 años a España, nuestra madre patria, quiero denunciar la flagrante violación de los más elementales derechos humanos que sufrimos los extranjeros aquí, en evidente contradicción con las propias, leyes españolas, comenzando por la Constitución y siguiendo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos o alguno de los muchos tratados internacionales sobre este tema firmados por España.Es notorio también que esta cuestión, considerada por el Defensor del Pueblo como la segunda en importancia después del paro, ro tenga más difusión en los medios de comunicación, y que aun esas escasas noticias vengan sutilmente acompañadas de fotos de procedimientos policiales contra supuestos delincuentes de razas no autóctonas.
Según organizaciones humanitarias, somos cerca de 300.000 los extranjeros que vivimos en España irregular o incompletamente documentados, condenados a subsistir en la marginalidad, en la economía sumergida, en la inseguridad constante, con la ayuda y apoyos de entidades como Cáritas o Cruz Roja. Aunque escuchemos muchas declaraciones de solidaridad con el Tercer Mundo, y concretamente de estrechar lazos con las ex colonias, en la práctica comprobamos que esto sólo se refiere a jugosos contratos al más alto nivel, pero que deja de lado la problemática humana. Se traen 5.000 magrebíes contratados para la recogida de la naranja, pero no se da esa posibilidad de trabajo a los miles de extranjeros ya arraigados, con familia, pero sin permiso de trabajo. La represiva y discriminatoria ley de Extranjería y su kafkiana aplicación han provocado rechazo en medios humanitarios progresistas por su evidente contradicción con normas universalmente reconocidas sobre derechos fundamentales inherentes a todo ser humano, documentado o no. Esta situación de los extranjeros nos convierte en fáciles presas de gestores y abogados, de funcionarios como el de Barcelona que vendía permisos falsos y de empleadores de mano de obra barata y desechable.
Mientras los legisladores no piensen que los legislados son seres humanos, con derechos propios, el apartheid continúa.-
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