"Los vecinos no se pueden cambiar"
Wojciech Jaruzelski, cree que su país puede vivir en paz entre la URSS y la Alemania unificada
En vísperas de su llegada a España, mañana, Jaruzelski conversó durante más de una hora con EL PAÍS, el pasado viernes, en el palacio Belvedere de Varsovia, sobre su dramática biografía, el trágico pasado de Polonia y las esperanzas y riesgos del futuro para su país y la nueva Europa. Por primera vez, el presidente polaco sugiere que su mandato concluirá en la próxima primavera, coincidiendo con las nuevas elecciones legislativas.Pregunta. Señor presidente, aunque en diferentes cargos, usted ostenta el poder en Polonia desde 1980. Hoy es un país radicalmente distinto. El sistema que usted intentó preservar ya no existe. ¿Qué sentimientos despiertan en usted cambios tan radicales?
Respuesta. Estos 10 años han sido toda una era. Son dos épocas radicalmente distintas, o incluso tres. La Polonia de antes de 1980 no tiene nada que ver con la actual, y también está la de principios de los años ochenta. Como yo en aquella época era uno de los coautores de aquellos procesos de cambio, está claro que me identifico con lo ocurrido. Podríamos contar muchas noches en vela, muchos días muy difíciles y de una profunda tristeza. Lo importante es la actualidad, saber si avanzamos o retrocedimos, y yo hoy estoy convencido de que estamos en un gran proceso de progreso.
Paralelismos
P. Es su primera visita a España. ¿Ve usted también paralelismos entre la transición española y en este caso la polaca?
R. Los procesos históricos son siempre distintos. Pero no cabe duda alguna de que el último tramo de la transición en Polonia y España tienen ciertas similitudes. Ambos pueblos sufrieron la amargura de haber estado divididos. En España fue la dramática guerra civil. Nosotros también tuvimos aquí elementos de guerra civil después de la II Guerra Mundial. Además, tuvimos la aguda crisis de principios de los ochenta. El camino que ya recorrió España y el que emprende Polonia tienen este parecido. Es una paradoja que ambos hicieran una revolución con métodos evolutivos. Por eso observamos con gran atención las experiencias españolas y con enorme respeto el papel jugado por el rey Juan Carlos. Nosotros estamos aprendiendo. Voy a España por ello con gran interés. Nuestra situación es más dificil por los problemas económicos. Marx está pasado de moda, pero lo que dijo acerca de que la economía domina la conciencia, sigue siendo válido. No quiero frivolizar; también la conciencia influye en lo material.
P. ¿Qué amenazas advierte ahora para una transición económica pacífica y exitosa?
R. Hace pocos días reuní en este palacio a la dirección del Gobierno y del Parlamento. Hicimos una evaluación de las posibilidades de éxito de las reformas, llegando a la conclusión de que la vía emprendida es la justa y de que no podemos desviarnos ni ceder en ella. No obstante, habrá que introducir ciertas modificaciones. Hasta ahora la sociedad ha demostrado mucha confianza en el programa, pese a ser éste doloroso.
P. En la actual situación polaca, ¿cuáles son sus perspectivas personales?
R. Veo mi papel como factor estabilizador, de una persona que garantiza el equilibrio entre las diferentes fuerzas. En Polonia la izquierda está muy débil actualmente. Y si hablamos de pluralismo político, queremos que sea auténtico. La persona de un presidente que procede de la izquierda afianza la existencia del pluralismo. Fuera del centro, muy fuerte, y de la derecha estoy yo como persona elegida y recomendada por la izquierda.
Por otro lado, es muy importante el factor exterior. Yo tengo excelentes relaciones con el Este, con [el presidente de la URSS] Mijaíl Gorbachov, y de un tiempo a esta parte son también buenas mis relaciones con los líderes de Occidente. Las nuevas fuerzas que llegaron aquí al poder tenían al principio bastantes dificultades en sus relaciones con el Este. Mi papel es asegurar las buenas relaciones en todas las direcciones.
Respecto a mis perspectivas personales, no quiero definirme aquí. Estoy muy atento a la evolución de la opinión pública y en este momento la mayoría aprueba mi papel. Creo que el periodo de esta presidencia hay que verlo dentro del contexto de las próximas elecciones parlamentarias. Aunque hay opiniones diversas, predomina la opinión de que se celebren en la próxima primavera. Pero será la vida la que nos diga lo que sucede.
La URSS
P. Resalta usted sus buenas relaciones con Gorbachov. Hablemos de las relaciones de Polonia con la URSS, ese gran vecino que sufre grandes conmociones internas.
R. La Unión Soviética es nuestro mayor vecino, y los vecinos no se pueden cambiar. Parafraseando una declaración de hace unos años del presidente de Finlandia, "hay que tener amigos lejos y cerca". Queremos buenas relaciones en la URSS porque en ello radica nuestro interés. Con una URSS, además, que evoluciona positivamente por la senda de la perestroika. Nos preocupan mucho sus dificultades. Pero la URSS es un gran país y una gran nación, no es un barco que pudiera encallar. Podrá sobrevivir a grandes dificultades y siempre será un gran país. Y para nosotros siempre será un gran socio comercial y económico y abastecedor de materias primas. Todas las fuerzas racionales en Polonia, incluido el Gobierno, tienen gran interés por mantener buenas relaciones con la URSS, mucho más ahora, que están basadas en la estima, no en la intervención, y en beneficio mutuo.
P. Vayamos al otro gran vecino que se perfila como potencia, Alemania. Habida la trágica historia común, ¿cuáles son los puntos claves para las relaciones germano-polacas?
R. Son dos plataformas. Una, que debería estar ya hoy absolutamente clara, y la otra se refiere al futuro. La primera es la inviolabilidad, el reconocimiento pleno de nuestras fronteras. Desgraciadamente, hasta este último periodo observamos en la política alemana ambigüedades en esta cuestión. De aquí viene nuestra posición absolutamente decidida a participar en la conferencia de dos más cuatro. Antes de la reunificación alemana queremos obtener una declaración clara en este asunto.
Otra cosa es la relación futura. Alemania será una gran potencia. Nuestra común historia está cargada de varias situaciones dolorosas. No obstante, nosotros no queremos vivir sumidos en el pasado. Deseamos ver una oportunidad para Polonia en la cooperación, sobre todo la económica, con este gran Estado que está experimentando un desarrollo muy dinámico. Evidentemente, es muy importante cuidar que estas relaciones no revistan la forma de la dominación de la parte más fuerte. Estamos muy interesados en tener buenas relaciones y una buena cooperación e incluso, en el futuro, en la amistad entre nuestros dos países. Pero, hablando un poco en broma, hay que reconocer que España tiene una situación geográfica mejor que la nuestra.
P. En la reunión del Pacto de Varsovia que concluyó en Moscú, creo que era usted el único dirigente que ya asistió a las cumbres bajo Breznev. ¿Qué va a suceder con el Pacto ahora, tan distinto a aquel que usted conoció?
R. Nos hallamos ante una si-
Los vecinos no se pueden cambiar
tuación nueva y será la transformación la que defina el futuro del Pacto de Varsovia. En Moscú llegamos a la conclusión común de que es útil, si bien con funciones y estructura radicalmente cambiadas. De ser el instrumento de la división de Europa se convierte en el instrumento del diálogo y la cooperación. Varios participantes, entre ellos yo, insistimos en crear una infraestructura de cooperación con la OTAN; el papel militar del Pacto de Varsovia será cada vez menor y mayor el político. Por otra parte, deben reformarse las estructuras del Pacto para que la igualdad entre los miembros sea absoluta.P. En Moscú se habló, lógicamente, de Alemania. ¿Cuál es la postura del presidente respecto a la pertenencia de la Alemania unida a la OTAN?
R. Deseo encarecidamente que las dos superpotencias y los demás países europeos con interés al respecto lleguen aquí a una solución satisfactoria. Hay dos posiciones extremas: una, la pertenencia a la OTAN; la otra, la neutralidad. Creo que habrá que buscar una solución intermedia.
Momentos amargos
P. Señor presidente, toda una concepción del mundo se ha hundido. En Checoslovaquia acaban de detener al ex ideólogo jefe Vasil Bilak. ¿Cuáles han sido los momentos más amargos en su carrera militar y política?
R. El momento más amargo de mi vida fue el 13 o, mejor dicho, el 12 de diciembre, en que tome la decisión [de implantar la ley marcial en Polonia].
P. ¿Y decisiones como la entrada de las tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, en la que participó como ministro de Defensa polaco, dolieron también?
R. Yo llevaba poco tiempo de ministro. Me habían nombrado en abril. Recuerdo que en agosto estaba de vacaciones en la URSS, en el Cáucaso. Tres días antes de la invasión me llamaron. No quiero negar mi papel, pero me referiré a una escena para explicar los argumentos de la decisión, que fue tomada al más alto nivel. Un argumento tenía un gran peso para nosotros, polacos, en 1968, antes de que en 1970 firmáramos con la RFA el acuerdo sobre inviolabilidad de fronteras. El problema de las fronteras nos afectaba muchísimo. En 1939 un gran ataque alemán contra Polonia partió desde Checoslovaquia y nos sentimos cercados por todas partes. Entonces nos dijeron que las fuerzas que surgían en Checoslovaquia estaban estrechamente ligadas a las alemanas, que se habían descubierto depósitos de armas y que oficiales del Ejército federal habían comenzado a aparecer como turistas. Hoy soy consciente de que se trataba de desinformación. Pero en aquel entonces causó mucha impresión y convenció a todo soldado polaco de que su labor era correcta. Aquello fue uno de los graves errores de la historia.
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