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La política de Gaviria condicionada a la detención del narcotraficante Escobar

Antonio Caño

La política del presidente electo de Colombia, César Gaviria, en relación con el narcotráfico está directamente vinculada a la posibilidad de que el jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar, sea detenido antes del relevo presidencial el próximo 7 de agosto, según opinión de sus más cercanos colaboradores.

ENVIADO ESPECIALHasta esa fecha no se establecerá ningún contacto con los narcotraficantes que pueda dificultar la acción de los responsables de la seguridad del Gobierno de Virgilio Barco, empeñados plenamente en la captura del hombre a quien las autoridades imputan los principales crímenes cometidos en los últimos meses. Pero, si transcurrido ese plazo no se alcanza el objetivo deseado por Barco, el Gobierno de Gaviria buscará "otros caminos para detener la violencia actual".Encuestas en poder del próximo equipo de Gobierno muestran que el 70% de la población colombiana preferiría establecer una negociación con los narcotraficantes para poner fin a la guerra desatada desde el asesinato de Luis Carlos Galán el pasado mes de agosto. César Gaviria, a quien sus colaboradores definen como un hombre sustancialmente pragmático, "no va a seguir otros cuatro años viviendo de la promesa de detener a Pablo Escobar sin ofrecer resultados positivos", dijeron las fuentes consultadas.

Directamente vinculada a la detención o no de Pablo Escobar antes del 7 de agosto está la decisión de mantener en sus puestos a los actuales responsables de los órganos de seguridad. Asesores de Gaviria, no creen que el jefe del servicio de secreto colombiano, Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), general Miguel Maza, pueda seguir en su puesto tras el relevo presidencial si no ha conseguido antes detener al jefe del cartel de Medellín. Maza es el símbolo principal de la guerra entre Escobar y el Estado colombiano.

Gaviria, defensor durante su campaña de una política de mano dura contra el narcotráfico, parece haber dado un giro hacia una mayor moderación.

La propia seguridad personal del presidente electo está en juego en esta política frente al cartel de Medellín. Cumplida la meta de la celebración de las elecciones, el equipo de asesores de Gaviria consideró que había que apartar a Gaviria de la guerra entre el Gobierno de Barco y Pablo Escobar, por lo que se decidió que tomase unas vacaciones en el extranjero.

Los servicios de seguridad colombianos informaron en los últimos días al presidente electo que era dificil encontrar un país que pudiera ofrecer las garantías suficientes para la vida del presidente electo. El viaje, sin embargo, sigue siendo considerado una necesidad imperiosa por el equipo de Gaviria.

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