La unión de Bonn y Berlín centrará la cumbre

, La unificación de Alemania, su futuro militar y la situación interna de la Unión Soviética son los temas cruciales de la cumbre que se inicia hoy en Washington entre los líderes de EE UU y la URSS, según han reconocido funcionarios de la Administración de Bush. El presidente norteamericano está preparado para ofrecer a Mijaíl Gorbachov todas las garantías posibles para que la unificación de Alemania no represente un nuevo elemento para debilitar su figura en su proplo país. Entre esas garantías no figura, sin embargo, la reducción de tropas en Alemania.

Marlin Fitzwater, portavoz de la Casa Blanca, anunció ayer que "el presidente [Bush] no está preparado para ofrecer una propuesta para las futuras negociaciones para limitar el número de fuerzas militares en la Alemania unida". Según Fitzwater, la URSS tiene todo el derecho de estar preocupada por la permanencia de Alemania en la Alian7a Atlántica, pero, según el portavoz, "el marco adecuado para discutir la limitación de armas convencionales y el futuro militar de Alemania no es Washington".

James Baker, secretario de Estado norteamericano, ha declarado que el deseo de Alemania es permanecer en la OTAN y que depende "de los propios alemanes" decidir sobre la permanencia de tropas norteamericanas o soviéticas en su territorio.

La nueva Alemania y su futura permanencia en la OTAN eclipsarán las conversaciones sobre control de armas y los otros temas de la agenda de la cumbre. El soviético Gueorgui Arbátov, director del Instituto de Estados Unidos y Canadá, ha predecido que este tema centrará "una de las más d'ficiles y duras conversaciones" del encuentro entre las dos superpotencias, y del mismo modo lo han hecho analistas tan prestigiosos como el propio Henry Kissinger, secretario de Estado norteamericano con Richard Nixon y Gerald Ford.