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LA BATALLA POR LA DIGNIDAD DE LOS SEROPOSITIVOS

'Que me lo den por escrito'

Los educadores piden mayores garantías para no marginar a los niños con sida

Los sectores sociales relacionados con la enseñanza demandan más información para participar activamente contra la marginación escolar de niños con sida. "¿Tenemos elementos suficientes para tomar parte sin meter la pata?", es la duda que en boca del representante de Comisiones Obreras, Diego Justicia, resume el temor general a condenar el rechazo de la niña de cuatro años Montserrat Sierra, en Málaga, y de Iván, de cinco años, en Pontevedra, a pesar de que, según los informes médicos, este último padece una enfermedad genética y no está infectado por el virus VIH.

La Federación de Enseñantes Religiosos apoya la integración "discretamente vigilada" y la Coneapa, que agrupa a los padres católicos, aboga por campañas preventivas "contra los comportamientos desordenados que facilitan el contagio". Actualmente se calcula que existen en nuestro país entre 1.500 y 2.000 portadores del virus del sida menores de 15 años. Otros 70 han sido ya diagnosticados de la enfermedad. La campaña informativa promovida en 1988 por los Ministerios de Sanidad y Educación no ha evitado que se reproduzca en Monse e Iván el mismo rechazo que sufrió Ismael Pagalday en el colegio María Goretti, de Durango. Diego Justicia, de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, asegura que los folletos didácticos ministeriales ni siquiera han calado entre el profesorado.Otras medidas, como la visita que efectuó con sus hijos el ministro de Sanidad y Consumo, Julián García Vargas, a la pequeña Monserrat Sierra, son consideradas "demagógicas", por los sindicatos de la enseñanza . En opinión de Diego Justicia, el problema es que la sociedad desconfía de la información oficial sobre el sida. "El antecedente de la Colza influye en que no haya quien se fíe, a menos que un médico cercano asegure con su firma que no existe riesgo de contagio".

Joaquín Muñoz, secretario de comunicación de FETE-UGT afirma de entrada que este sindicato no concibe la educación "in vitro". "O se da de forma integrada, o no se da". Cree, no obstante, que falta información y apoyo institucional para que la integración escolar de infectados por el virus VIH se efectúe con garantías. "Mientras esto no se haga, no se puede forzar a los colegios, ni hacer llamadas a la solidaridad y a la comprensión", opina.

Miedo

"Se nos ha metido muchomiedo", dice José María García, vicepresidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), de carácter aconfesional. "Entiendo que los poderes públicos deben hacer un esfuerzo mayor para que tengamos datos claros sobre esta enfermedad , porque el desconocimiento es lo que está provocando el conflicto".

El mensaje reiterado de las autoridades sanitarias avalado por expertos internacionales, recalca que no existe riesgo de contagio en las aulas, si se observan todas las recomendaciones higiénicas, pero topa irremediablemente con la estigmatización social de la enfermedad. Pese a todo, la política de la Administración insistirá hasta vencer "el real obstáculo que supone remover el miedo en las conciencias. Aunque no nos engañemos la marginación de las minorías es, por desgracia, un hecho muy antiguo y no, precisamente, por falta de información", asegura Jesús Molinero, asesor técnico del Ministerio de Educación.

Carmen de Alvear, presidenta de la Confederación Nacional Católica de Asociaciones de Padres (CONCAPA), no se pronuncia abiertamente sobre la asistencia a clase de niños afectados. "Es un drama", dice, "a los niños no se les puede marginar, pero tampoco se puede garantizar a las familias que no exista una posibilidad remota de contagio". Hace mayor hincapié en las campañas de prevención, criticando "que lo único que se aconseja es usar preservativos y no el cambio de comportamientos desordenados" .

La Federación Española de Enseñantes Religiosos (FERE) es partidaria de que los pequeños con sida asistan normalmente a las aulas bajo la "discreta vigilancia" de tutores o asistentes sociales, según el secretario general, Santiago Martín Jimenez. También habla del pánico que paraliza a las familias, "pero es que hoy nadie puede asegurar al cien por cien que no hay riesgo de transmisión", aduce.

El conflicto apenas ha sido abordado por sectores relacionados con la defensa de los valores humanitarios. "Hasta ahora no hemos adoptado ninguna medida pública contra la marginación de los niños enfermos de sida, pero quizá haya que hacerlo", reflexiona José Antonio Gimbernat, presidente de la Asociación de Derechos Humanos.

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