La tímida reforma política siria, a las urnas
ENVIADA ESPECIALSiria prosigue durante toda la mañana de hoy con la votación iniciada ayer para elegir un nuevo Parlamento. En total, seis millones y medio de ciudadanos constituyen el censo sirio, según datos revelados ayer a EL PAÍS por el vicepresidente Sujair Masharga, quien expresó también su confianza en que la participación sea muy elevada. La respuesta de la población a esta convocatoria electoral dará, en cierta medida, contenido a las limitadas reformas democratizadoras que ha introducido el régimen sirio con vistas a la próxima legislatura.
Minutos después de haber depositado su voto en un colegio electoral del centro de Damasco, Masharga declaró que las elecciones se estaban "desarrollando en un clima democrático y de completa libertad. Véalo usted misma", invitó el vicepresidente, a quien acompañaban representantes de los siete partidos que forman el Frente Nacional Progresista (FNP), la coalición en el poder. En los numerosos centros habilitados para el ejercicio del voto, el entusiasmo participativo era desigual. En tanto que en la mesa situada en el edificio del periódico Al Baaz, órgano oficial del partido, funcionarios y afiliados acudían en gran número a entregar sus papeletas, en los barrios periféricos la asistencia resultó más pausada. Impresos de colores con las listas de los candidatos oficiales y blancos para los independientes esperaban su turno, sin que casi nadie recurriera a las cabinas de voto para tomar la decisión.Los sirios tienen un sistema electoral endiabladamente complicado. Hasta el punto de que, apenas dos días antes de la cita con las urnas, algunos candidatos no sabían cómo iba a realizarse el recuento de votos. En el Ministerio de Información remitían al ministro del Interior, y éste se disculpaba por no recibir a la periodista, ya que estaba "muy ocupado con las elecciones".
Candidatos
Concluido el plazo de presentación de candidaturas el pasado 23 de abril, los admitidos -9.765, de los que 5.463 son mujeres- iniciaron su campaña, durante la cual han podido, si lo deseaban, formar listas. En algunos casos, los candidatos se agruparon por afinidades y establecieron una estrategia común de traspaso de votos y promoción de la lista similar a la que emplean los partidos políticos. Sin embargo, en otros, la inclusión de algunos nombres pareció deberse a razones de prestigio más que de planificación. "Me han incluido en dos o tres listas, sin consultarme", manifestó con cierto orgullo a esta enviada especial Collette Juri. Aunque las listas son abiertas y la elección se realiza por mayoría simple a la primera vuelta, un enrevesado sistema electoral impide la espontaneidad de los resultados. Así, por ejemplo, se sabe de antemano que en el nuevo Parlamento habrá 127 representantes de los trabajadores y los campesinos y 123 de otras categorías sociales. De los 250 diputados, 100 serán independientes y 150 pertenecerán al FNP. Salvo sorpresas."Hay un 95% de posibilidades de que salgan los candidatos del partido", asegura Juri. "Los partidos están organizados y sus miembros siguen con fidelidad la orden de voto. Sucede lo mismo con los integristas, que movilizan a todo el mundo, desde las mujeres hasta los ancianos", explica otro candidato. "En tanto que la gente independiente tiende a abstenerse por falta de confianza en el proceso. Ahí está nuestro reto, en lograr sacarles de sus casas".
Como novedad en estas quintas legislativas, la cuota reservada a los candidatos gubernamentales no anarece obligatoriamente impresa en todas las papeletas y, además, el elector puede tachar nombres.
Tranquilidad oficial
Con todo, en los medios oficiales no hay miedo. Sólo el partido Baaz, núcleo en torno al cual se agrupa el FNP, cuenta con unos dos millones de afiliados, según explica el cabeza de lista del FNP y presidente del Parlamento saliente, Abdelkader Qadura. En una entrevista concedida a EL PAÍS, Qadura declaró: "Los miembros del partido tienen que obedecer la orden de voto, si no, serán expulsados". Sólo tal fidelidad puede garantizar el logro de ese 60% reservado sin manipulaciones en el recuento.Cuando el elector sirio llega al colegio electoral de su conveniencia -no hay un censo que los distribuya por distritos-, encuentra sobre la mesa diversas papeletas en función del número de listas constituidas en su circunscripción. Cada una tiene dos apartados: el A, que recoge los candidatos vinculados laboralmente a la Administración (categoría de trabajadores y campesinos, pero que incluye también a médicos de los hospitales públicos o funcionarios), y el B, donde se encuentran los trabajadores del sector privado. Para elegir a sus representantes (en Damasco hasta un máximo de 29), tiene varias opciones. Puede tomar una lista (la del FNP o cualquiera de las independientes), tachar los nombres que no le convenzan y añadir los que desee, hasta el número correspondiente a su circunscripción; tomar varias listas y tachar nombres hasta dejar como tope esa cifra, o, por último, coger una papeleta en blanco y escribir sus favoritos.
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