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El asilo de las bellas artes

La policía italiana se incautó de 4.000 obras consideradas falsas en una residencia para ancianos

ENVIADA ESPECIALLa policía italiana se incautó la semana pasada de más de 4.000 obras de arte consideradas falsas, que fueron encontradas en un asilo para ancianos artistas en la localidad de Urbisaglia, cerca de la ciudad de Ancona. Según la brigada de la policía tríbutaria, las obras pertenecían a artistas como Picasso, Dalí y De Chirico, además de una mayoría de trabajos de autores menos conocidos, como Gutusso, Corneille, Monachesi y Brindisi. Giorgio Cegna, director del asilo, acusado como autor de las falsificaciones, ha declarado desde el primer momento que se trata de un incomprensible error. "Las obras incautadas son todas auténticas", dice. "Se trata de restos de una actividad de 20 años en un taller de artes gráficas desmontado hace una década".

Giorgio Gegna está viviendo una experiencia hitchcockniana. Su plácida vida campestre se ha convertido desde hace una semana en una pesadilla que no acaba de explicarse. Su nombre ha aparecido asociado a una gran operación de falsificación de obras de arte, y se le ha acusado veladamente de manipulador que utiliza a los ancianos como tapadera, si es que no emplea a los propios viejecitos como falsificadores. Artistas como el francés Corneille han denunciado una utilización inadecuada de su firma en las obras que realizó durante su estancia en el taller de Urbisaglia. Sin embargo, una visita a Villa Cabalieri, nombre del asilo, puede descubrir aspectos contradictorios. Los 12 ancianos de la residencia no son artistas, y el inventario de las obras requisadas por la policía describe equivocadamente las técnicas de las obras que tiene ahora en su poder. Por ejemplo, clasifica como óleos a algunas serigrafias sobre telas y adjudica a Dalí y Picasso obras firma das por otros artistas y que cualquier aficionado difícilmente aceptaría como originales o pretendidas copias. Los diarios italianos hablan de un taller "equipadísimo", y en Villa Cabalieri no hay una sola máquina de impresión "Todo el equipo y la maquinaria están almacenados desde hace ocho años en un garaje", dice Cegna. El polvo y las telarañas cubren las mesas y gabinetes donde aún se encuentran cientos de pruebas de grabados. "No es que haya tenido 4.000, es que tengo más de 40.000 obras aquí. Pero son todas de escaso valor y no he tratado de comercializarlas".

Pero el asunto plantea en el fondo preguntas más complejas con respecto a la debida autentificación de las obras de arte "He conservado las matrices bajorrelieves y pruebas de los trabajos que he hecho con los artistas durante 20 años, por que son parte de nuestra expe riencia en este taller. Además, ¿acaso tengo yo el derecho de destruir todas esas obras y materiales utilizados?", explica Cegna.

Malentendido

"Yo confío en que la justicia llegará a aclarar todo ese lamentable malentendido, pero estoy destrozado moralmente. Lo peor es que, teniendo todas las pruebas del origen del material que poseo, de momento se me acusa de falsificador, y cuando todo esto pase nadie se encargará de decir lo contrario en grandes titulares como ahora".Hace cerca de una década que el negocio de la casa editorial de libros de arte que fundó Cegna no funciona. Los malos tiempos obligaron al profesor de Bellas Artes a orientar la actividad de este moderno complejo arquitectónico hacia una residencia para ancianos artistas. Patrocinada por una fundación privada, la residencia alberga gratuitamente a algunos ancianos y también a unos pocos artistas jóvenes que, a cambio de unas horas al día de ayuda a los residentes, disponen de un estudio para pintar y un apartamento. "Ni nos pagan ni les pagamos", explica Cegna con cierto orgullo. "Lo que damos aquí a los ancianos no es un ambiente de hospital sino una vida compartida con los creadores. No es la cura del cuerpo, sino la de la mente. Hace unas semanas uno de los ancianos empezó a hacer unos dibujos y pensé que sería buena idea comprar unas pinturas para dejárselas. Menos mal que no llegué a hacerlo. Si la policía le hubiera visto pintando podría haber dicho que les obligaba a trabajar para mí".

De momento, las obras confiscadas están siendo estudiadas en Roma y el proceso sigue su curso. Los artistas vivos a los que se atribuye la mayor parte de las obras deberán confirmar su autoría o rechazarla. Durante el fin de semana, el artista Remo Brindisi se acercó a Villa Cabalieri para ver las obras restantes y reconoció que en gran parte" son auténticas, aunque mostró reservas en otorgar esta clasificación a todas las que allí se encontraban.

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