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El abad benedictino de la basílica de San Pablo Extramuros contrae matrimonio con una japonesa atea

Juan Arias

Giovanni Franzoni, ex abad de la basílica de San Pablo Extramuros de Roma, animador de una de las primeras comunidades cristianas de base, con la que sigue reuniéndose en un garaje cercano a la basílica, acaba de casarse, a los 62 años de edad, con la japonesa atea Yukiiko Ueno, de 47 años, experta en problemas de minusválidos. El ex benedictino fue, en tiempos de Pablo VI, uno de los personajes de mayor relieve de la Iglesia católica. Escritor, teólogo y gran predicador, lograba una asistencia masiva cada domingo a su misa de doce, a la que acudían más de 3.000 personas -muchas de ellas intelectuales-, procedentes de todos los rincones de Roma.

Franzoni era el eclesiástico de mayor peso en Roma después del Papa. Pero cuando llegó el Año Santo el abad recordó que, bíblicamente, el Jubileo significaba la renuncia a todas las propiedades y el perdón de las deudas.Y tras realizar un estudio de las hectáreas de jardines que poseían en Roma las casas generalicias de más de 200 órdenes y congregaciones religiosas, propuso que renunciasen a ellos para abrirlos a los niños de los barrios donde estaban ubicados los conventos. La carta pastoral del abad levantó ampollas. Más tarde, cuando grupos de católicos ultraconservadores proclamaron un referéndum contra la Ley sobre el Aborto, el abad benedictino afirmó que los católicos debían votar en conciencia, ya que un creyente no debe, legalmente, imponer su criterio a no abortar a quienes no creen en los dictámenes de la moral católica.

El Vaticano le suspendió a divinis y le prohibió seguir ejerciendo el sacerdocio.

Cuando Franzoni hizo público en 1976 su voto al partido comunista considerando que entonces era el partido que más se interesaba por los desvalidos en Italia, fue reducido al estado laico. Abandonó el convento y la basílica y fundó una comunidad de cristianos de base a dos pasos en un viejo garaje. Allí continuó celebrando misa, sin ornamentos sagrados, y su comunidad se distinguió por su empeño en el estudio de la Biblia y su apoyo a los minusválidos de Roma.

Siempre fue un defensor acérrimo del partido comunista y de la libertad de conciencia de los católicos a la hora de votar.

Ha escrito obras polémicas como El demonio, mi hermano y Las tentaciones de Cristo.

Ahora, de repente, se ha sabido que el ex abad acaba de contraer matrimonio con una japonesa atea en la Embajada italiana de Tokio.

Franzoni lo ha hecho todo en absoluto secreto alegando, ante la misma comunidad, que se trataba de "algo totalmente privado". Se ha limitado a decir al semanario Panorama que su esposa, doctora en Pedagogía, y que trabaja en Japón en una escuela de sordomudos, había venido en 1980 a trabajar a Europa. Y, tras haber vivido muchas experiencias, decidió quedarse en la comunidad de San Pablo.

Nunca me dices "te quiero"

"Ella no es creyente", ha explicado el ex abad, y yo debo respetarla". Por lo que se refiere a la sexualidad, Franzoni ha comentado que en el convento se compensa con la solidaridad común y con la fraternidad, pero que, en realidad, la sexualidad "es un enriquecimiento total de la persona".

Sobre el matrimonio, Franzoni explica que siempre había oído decir que las relaciones entre hombre y mujer no son fáciles, y menos cuando uno es occidental y otro japonés. "Yo me encuentro en un mundo nuevo, de atención, respetuoso, tolerante, comunicativo. Quiero explorar este mundo con ímpetu juvenil, con la esperanza de no ser derrotado".

El famoso benedictino ha dado otra razón a su decisión de contraer matrimonio tras una vida tan activa en el campo de la disidencia religiosa: su madre.

"Estoy recuperando", dice, "la relación con mi madre, muerta hace ya muchos años. Una vez me reprochó que nunca le decía 'te quiero'. Yo le respondí: 'Pero es que eso no se dice'. Ahora tengo remordimientos y lo entiendo mejor desde que tengo a una mujer a mi lado".

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