Rey del 'music-hall-'
Sammy Davis Junior había nacido en Harlem en diciembre de 1925 y aprendió a cantar y bailar en la calle, debutó a los cuatro años en el vodevil junto a su tío Will Mastin y a los seis años apareció por primera vez en una pantalla cinematográfica en la película Rufus Jon es for presiden t. En 1949 grabó su primer disco como solista y siete años después cosechaba sus primeros triunfos en Broadway con el musical Mister Wonderful, un apodo que le cuadraba a la perfección. A partir de ese instante Sammy Davis Junior-se convertiría en pieza esencial del show business norteamericano,consiguiendo también varios discos de éxito, como el recordado Candy man.Sammy Davis Junior, además de cantar, bailar, explicar chistes, hacer imitaciones y actuar dramáticamente, tocaba la batería con eficacia y se defendía con la trompeta, el vibráfono y varios instrumentos más.
Su prodigiosa voz, profunda y matizada, le había permitido medir frecuentemente sus fuerzas con los nombres más grandes del jazz -Louis Armstrong, Count Basie o Lionel Hampton-, de la canción popular -Frank Sínatra, Bing Crosby o Judy Garland, por poner sólo tres nombreso, incluso, del pop-rock -MichaelJackson-.
Las apariciones cinematográficas de Davis no fueron demasiadas, pero en todas ellas dejó su muy personal huella, especialmente en el Porgy and Bess, de Otto Preminger, de 1959.
Sammy Davis Junior nunca ganó un oscar ni un Tony ni un Grammy, ni sus discos llegaron a conseguir el oro o el platino, pero el público de medio mundo le consideraba como rey indiscutible de las pistas de cabaré, los escenarios de revista musical, las pantallas cinematográficas, los teatros y los auditorios musicales.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.