Prunskiene: "Nos matarán de hambre, no a tiros"
La primera ministra lituana cree que la neutralidad occidental favorece a los enemigos de Gorbachov
Mucha simpatía en torno a su figura y ningún compromiso claro ha sido la cosecha de la gira por Washington, Londres y París de Kasimiera Prunskiene, la primera ministra lituana. Prunskiene ha encajado este decepcionante resultado sin dramatismo. Al no apoyar a los independentistas lituanos, Occidente -cree- le está haciendo un flaco servicio al proceso de cambio en la URSS. Así que tanto peor para todos: los lituanos se morirán de hambre y de frío y Gorbachov debilitará aún más su frágil y contestada posición. Eso es lo que esta doctora en Ciencias Económicas, de 47 años de edad, tres veces madre y otras tantas abuela, acaba de decirles a los grandes de este mundo.
Kasimiera Prunskiene no tiene el talante de la mayoría de los líderes de minorías nacionales, étnicas o religiosas en busca de legitimidad internacional. No llora ni hace demagogia. La señora Pruskiene es una burguesa robusta y rissueña, y apoya en la lógica más que en el corazón su argumentación a favor de la independencia lituana. Pruskiene ha visitado París para mantener un encuentro con el presidennte Mitterrand y otros líderes políticos franceses.Pregunta. Usted fue durante bastantes años militante comunista. ¿Cómo lo justifica?
Respuesta. Comunistas los había de dos tipos: de ideología y de carné. Yo era una comunista de carné. Gracias al partido pude cursar estudios superiores y, sobre todo, salir al extranjero. Los soviéticos adoran el aislamiento, y pertenecer al partido era prácticamente el único modo de poder viajar fuera.
P. No se arrepiente, pues, de su pasado.
R. No. Gracias al carné del partido, yo fui el primer miembro de Sajudis (el movimiento independentista lituano fundado a finales de 1988) que logró penetrar en el Gobierno comunista de Lituania. Francamente, utilizamos al PC lituano como un instrumento. Forzamos su separación de Moscú en diciembre de 1989, y abrimos así el camino hacia las elecciones libres y la independencia. Una vez proclamada ésta, el pasado febrero, el PC lituano perdió toda su razón de ser. Yo devolví entonces ese carné que había sido tan útil.
P. ¿Cuándo descubrió usted que era lituana y no soviética?
R. Siempre lo supe. Todos los lituanos lo supimos siempre. Nuestros padres nos educaron en el amor a la lengua y a la cultura de nuestro país. Conservaron con celo la memoria histórica y nos explicaron que Lituania había sido una vez independiente y que si formaba parte de la URSS era sólo por el pacto Ribentrop-Molotov.
P. ¿Ha visto usted alguna vez a Gorbachov?
R. Claro. La última, en Moscú, el pasado febrero. Gorbachov me dijo que Lituania sería el primer país en conseguir su independencia de la URSS.
P. ¿Qué acaban de decirle Bush, Thatcher y Mitterrand?
R. Que no tienen nada en contra de la idea de la independencia lituana, pero que ninguno está dispuesto a daar el primer paso de reconocer a nuestro gobierno.
P. ¿Cuáles son los motivos que le han dado?
R. Dos argumentos que creo equivocados. El primero, que reconocer el Estado lituano puede causar dificultades a Gorvachov. Esa tesis no es correcta. Lo que le está causando dificultades a Gorbachov es precisamente todo lo contrarlo. Su actual inmovilismo va a enajenarle el apoyo de los movimientos reformistas de la URSS, que en su mayoría están por la independencia lituana, y va a fortalecer a los conservadores.
P. Y el segundo argumento escuchado durante su gira. ¿Cuál es?
R. Se trata de un auténtico sofisma según el cual Occidente ya reconoció en 1929 la independencia lituana y, como no reconoció la posterior anexión soviética, no tiene por qué volver ahora a reafirmar una cosa que ya dijo.
P. ¿De verdad no cree que han sido ustedes demasiados rápidos?
R. No. Nuestro Gobierno y nuestro Parlamento son el fruto de la voluntad popular, y sólo pueden seguir esa voluntad.
P. ¿Cuánto tiempo cree que pueden resistir ustedes el bloqueo económico impuesto por Gorbachov?
R. Hasta finales de este mes. A partir de junio vamos a tener que detener los transportes y el suministro de energía eléctrica, y vendrán los cierres de fábricas y el paro.
P. ¿Temen una intervención armada soviética?
R. (Gran sonrisa.) No se puede castigar a nadie con dos muertes al mismo tiempo. Nos van a matar de hambre y de frio, ¿qué necesidad tienen de hacerlo a tiros?
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