Francisco Estrada: "No se hará justicia"
El nuevo rector de la Universidad Centroamericana teme por su vida
"No se hará justicia". Ésta es la opinión del jesuita Francisco Estrada, que sustituyó a Ignacio Ellacuría como rector de la UCA. Lo asegura desde su humilde celda de la residencia contigua a la iglesia del Carmen, en Santa Tecla, a pocos kilómetros de San Salvador, en la carretera hacia Santa Ana, la ciudad en la que nació hace 57 años."Terno por mi vida", reconoce, "pero el mío es un miedo controlado, que ni me obsesiona ni coarta mi libertad de acción y expresión", agrega. Como prueba de sus palabras, no duda en asegurar que el análisis que los jesuitas hacen de la situación salvadoreña, con el estudio y la investigación, es muy similar al que la guerrilla del FMLN efectúa con las armas.
Francisco Estrada precisa, sin embargo, que "nuestros planteamientos son los de la Iglesia, los del Concilio Vaticano II y los de Puebla y Medellín, que supusieron la aplicación a la realidad concreta de América Latina".
Para Estrada, el respeto a los derechos humanos no está mejorando en El Salvador. "El primero de ellos, el fundamental, el de la vida, se continúa violando cada día, aunque tal vez con menos espectacularidad. Continúan los asesinatos, las desapariciones, los bombardeos de zonas campesinas, el hostigamiento a los refugiados llegados de Honduras. Los escuadrones de la muerte siguen intactos, bien montados, poderosos. Y no ha cambiado la mentalidad del ejército: quien está contra él es un comunista, y a los comunistas hay que matarlos".
¿Es posible la paz? Pese a que en estos días se hable tanto de diálogo, el rector de la UCA se muestra extremadamente escéptico: "Tal vez la guerra, como sinónimo de balaceras y bombardeos, pueda terminar este año, pero no sus causas. Hace falta una paz con justicia, trabajo para todos, mejor reparto de la propiedad, con más escuelas y hospitales. En otro caso, seguirá vivo el germen de la explosión social, y estallarán otras guerras".
Escepticismo
Mayor aún es su escepticismo respecto al castigo de los asesinos de Ellacuría y sus compañeros. "Sabemos quiénes jalaron el gatillo, pero ellos recibían órdenes, aunque no tengamos pruebas, sino únicamente indicios. Ni siquiera hay evidencias concluyentes contra el coronel Benavides, que vive a cuerpo de rey en una residencia militar de la Costa del Sol. Tal vez haya juicio, pero no creo que ni siquiera Benavides termine en la cárcel. Y mucho menos los que están detrás de él".Estrada tiene un claro respeto hacia el juez que lleva el caso, Ricardo Zamora, pero hace ver las dos principales limitaciones a su trabajo: "Tiene entre manos otros 4.000 casos, entre ellos el de monseñor Romero, y algo de tiempo les debe dedicar. Aun así, cada semana efectúa 15 o 20 interrogatorios. Las leyes y el sistema judicial le limitan mucho, pero hay algo peor, y es que, como siga adelante, como llegue hasta descubrir la responsabilidad de altos jefes militares, le pueden matar".
El rector de la UCA no cree que el presidente Cristiani estuviera implicado personalmente en la matanza, pero asegura que su responsabilidad procede del hecho de pertenecer a un partido, el ultraderechista Arena, que "favoreció los escuadrones de la muerte. Además, su poder es muy limitado. No controla ni a Arena, ni al ejército. Si no le han dado ya un golpe de Estado es porque los gringos no lo permiten". En su opinión, el poder real en Arena lo tiene el mayor Roberto d'Aubuisson, principal sospechoso de la muerte del arzobispo Romero, y que parece estar preparándose el camino para relevar a Cristiani en la presidencia.
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