Problemas pendientes
La publicación de su artículo Problemas pendientes de la democracia, en su edición de 26 de marzo, aun pareciéndome acertado, me ha hecho desviar hacia otros problemas que considero más importantes y que me parecen más de la atención del ciudadano medio español con concienciamiento político. Yo creo, en cambio, que los problemas pendientes de nuestra democracia son, en grandes rasgos, los que seguidamente le paso a detallar:
1. Nuestro sistema electoral de listas cerradas. Estimo que ya va siendo hora de que el ciudadano elija a sus representantes y no solamente las siglas de un partido y/o su líder nacional.
2. Estatutos de autonomía. Es conveniente que nuestro país se convierta legalmente en un Estado federal y que todos los Estados miembros de su futura unión sean admitidos a la misma previo oportuno referéndum. Este punto implica una enmienda, que no cambio, en la Constitución española.
3. La cuestión vasca. íntimamente relacionada con el punto anterior. El problema que Euskadi plantea es mucho más serio y más profundo que la mera existencia de ETA y/o Herri Batasuna. Por otra parte hay que dejar bien clara la posición política del PNV, es decir, si éste es proindependentista o profederal. Decantada esta cuestión eventualmente a la tesis federalista, como es de prever políticamente cuando dicho partido se viera en la necesidad de definirse, no cabe ninguna duda de que el pueblo aprobaría mayoritariamente -del orden del 75%- una futura propuesta federal frente a una independentista. Un referéndum de autodeterminación plenamente limpio y supervisado por la comunidad internacional a través de la ONU dejaría el problema, de una vez y por todas, zanjado.
4. La cuestión catalana y las nacionalidades históricas. Es obvio que la sociedad catalana, al igual que su clase política, desean permanecer como parte de la entidad española, siempre que no se cuestione, y se respete, su diferenciada identidad nacional, cultural y política. El mejor marco para que ello se lleve a efecto es, sin duda, su pertenencia a una España auténticamente federal.
5. Todo el conjunto del pueblo español debe revalidar la actual legalidad monárquico-parlamentaria de España. Y digo actual legalidad monárquica, dado que la misma fue aceptada constitucionalmente por todos los partidos parlamentarios que en aquel entonces redactaron nuestra Constitución, totalmente consensuada y posteriormente refrendada por todo el pueblo. Sin embargo, aunque la cuestión monarquía / república no se encuentre en discusión en la arena política española, permanece latente como una verdadera asignatura pendiente de nuestra democracia por su fuerte carga simbólica.
6. Gibraltar. La postura del Gobierno británico escudándose en que no puede dar la espalda a los deseos de los gibraltareños, a uno le parece como mínimo sospechosa. Uno tampoco sabe si la actitud tan moderada de nuestro Gobierno se debe a la idea asociativa de Hassan II de Marruecos con Ceuta y Melilla, a la propia vergüenza que sentimos los españoles o a un pudor extremado de ser tildado de "nacionalismo tercermundista".
Hace falta más imaginación y empeño. Los derechos de los gibraltareños son legítimos, pero ¿qué derecho les asiste para anteponer su voluntad a la de 40 millones de españoles?-
Parsippany, Nueva Jersey (Estados Unidos).
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