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El 'efecto Velázquez'

Los 250.000 catálogos vendidos en la exposición del Prado superan el récord mundial

El Museo del Prado de Madrid no será el mismo después de la exposición de Velázquez. La muestra ha permanecido abierta al público durante dos meses y ha recibido medio millón de visitantes. La venta de catálogos no sólo ha superado todas las expectativas, sino que ha batido un récord mundial al vender 250.000 ejemplares. El efecto Velázquez ha entusiasmado y ha hartado a muchos. La exposición, que concluye mañana -aunque no se ha especificado la hora de cierre del museo-, se ha transformado de acto cultural en fenómeno sociológico.

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Son las nueve y un minuto de la mañana del 23 de marzo de 1990, y se abren las puertas de Museo del Prado. Afuera, un hombre con la expresión marcada por el cansancio eleva sus ojos al vigilante y está a punto de preguntarle por qué han tardado ese minuto en abrir, pero calla. "¿Desde qué hora está usted esperando en la cola?", le pregunta el vigilante. "Desde la una de la madrugada", responde, y no tiene ganas de seguir hablando. Detrás de él se ha formado ya una larga cola de gente, como todos los días desde el 24 de enero, y empieza a sentirse el eco de sus pasos apresurados por los pasillos.Los vigilantes los ven pasar resignados. Ellos también parecen cansados con este rito diario. "Francamente, estamos hartos", dice uno de ellos. "Hemos tenido que hacer muchísmas horas extra y el museo ha estado funcionando todos los días a todas horas. No vemos la hora de que esto termine".

La exposición en el Prado ha durado dos meses y ha recibido tantas visitas como las que tuvo la exposición de velázquez en el Metropolitan de Nueva York durante tres meses, entre el 3 de octubre de 1989 y el 7 de enero de 1990. El préstamo de 17 cuadros del pintor sevillano pertenecientes a las colecciones del Prado para ser exhibidos en Estados Unidos motivó en su momento comentarios diversos entre especialistas en arte, contrarios al traslado y a la falta de contrapartidas a esta iniciativa. Sólo 15 días antes de la inauguración de la muestra en Nueva York anuncíó el director de la pinacoteca española que se realizaría en enero esta gran exposición en Madrid.

Los primeros días de enero se cerraron seis salas del Prado para acondicionarlas. Se recibieron las 30 obras pertenecientes a las colecciones extranjeras, se colgaron los cuadros y empezó el espectáculo. El 80% de la obra del pintor se encontraba reunido por primera vez, y las expectativas para asistir al acontecimiento se reflejaron en los medios.

Previsiones

El primer día las colas llegaron a medir 400 metros, y visitaron la muestra cerca de 4.000 personas. Se editaron 15.000 ejemplares del catálogo y se vendieron alrededor de 3.000. Las previsiones fueron superadas por la realidad desde el primer momento.

"El día de San José, a pesar de ser lunes, el día en que el museo cierra, llegaron unas 2.000 o 3.000 personas de fuera de Madrid y esperaron a que les abrieran la puerta. Como vieron que entraban algunas personas y a ellas se les dejaba fuera armaron un alboroto tal que tuvimos que llamar a la policía. Al final los dejaron pasar", relata uno de los vigilantes. Pero ése fue el único incidente; en general la gente guardó orden en las largas colas.

Los lunes, días en que el museo cierra, estaban reservados para las visitas especiales. La Familia Real, la mayor parte de los ministros y el vicepresidente de Gobierno, artistas, deportistas, grupos de funcionarios, el primer ministro italiano, Giulio Andreotti, una delegación de políticos soviéticos fueron invitados. Se amplió el horario de exhibición los domingos hasta las siete de la tarde, los viernes y sábados hasta las diez de la noche, y los otros días hasta las nueve de la noche, pero ni siquiera aquello fue suficiente y los directivos del Prado decidieron ampliar un par de días más la exposición y no se sabe a qué hora cerrarán las puertas mañana.

Lo cierto es que de las 80 obras que formaban parte de la exposición, 49 podrán ser vistas permanentemente en el Prado, y probablemente sin formar cola, a partir del martes. La exposición de Velázquez no ha sido solamente la mayor que ha tenido la pinacoteca nacional, ha marcado un antes y después en su historia. "Velázquez ha entrado en la sensibilidad de la gente, el público se ha sentido identificado de una manera inexplicable", comenta Manuela Mena, subdirectora del Prado. "Una exposición como ésta es una experiencia que volveríamos a repetir, pero preparándonos mejor para ello".

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