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Leiva y Robe: así se gestó una canción para ayudar a mejorar el ánimo de un amigo del alma

La última gran colaboración del rock español, ‘Caída libre’, vino después de que el músico madrileño quisiese animar a “un hermano” y pensó que el fundador de Extremoduro era la voz perfecta para acompañarlo

Leiva y Robe posan juntos en Almendralejo, en una fotografía publicada en la cuenta de Instagram de Leiva.
Leiva y Robe posan juntos en Almendralejo, en una fotografía publicada en la cuenta de Instagram de Leiva.
Fernando Navarro

Leiva y Robe Iniesta, dos estrellas del rock nacional, han unido fuerzas en una nueva canción titulada Caída libre, que formará parte del próximo disco del primero. Esta alianza supone la última colaboración de la música española que junta a dos de los grandes representantes de las canciones de gusto por las guitarras y, a su vez, de generaciones distintas. Una unión que ha generado ya un revuelo entre los fans de ambos y ha sido para la mayoría una verdadera sorpresa.

De algún modo, esta colaboración también fue una sorpresa para Leiva. El País Semanal ha estado trabajando con el músico madrileño en un amplio reportaje durante más de un año, que se publicará el próximo 9 de marzo, en el que se ha conocido de primera mano la gestación de su próximo disco, Gigante. Caída libre se incluye en este álbum, el séptimo en estudio y en solitario en la carrera del excantante y compositor de Pereza. Según contó Leiva (Madrid, 44 años) a este periódico el pasado julio, nunca pensó que Robe Iniesta (Plasencia, 62 años) fuera a decir que sí a participar en su canción. Lo que sí tenía claro era que la última composición que había escrito para su nuevo álbum pegaba como “un guante” para el que fuera líder y fundador de Extremoduro. Había escrito ya los versos cuando no paraba de oír la voz de Iniesta en ellos. Leiva, admirador de Robe desde sus tiempos en Extremoduro en los noventa, decidió intentarlo. Se puso en contacto con Alén Ayerdi, manager de Iniesta, y le pidió el teléfono del músico. A partir de ahí, Leiva le mandó la canción al cantante y compositor extremeño y ya solo hablaron entre ellos, sin managers ni discográficas de por medio. En definitiva, sin intermediarios.

Reconoce Alén Ayerdi que Robe Iniesta solo colabora cuando siente las cosas de corazón. Por eso, afirma que esta canción ha sido “una cosa muy de verdad”. En una charla a principios de julio pasado en el barrio madrileño de Malasaña, Leiva, entusiasmado, contó a este periódico que Iniesta acababa de decirle que colaboraría con él, pero que, al principio, quiso que le mandase la canción para escucharla. Así hizo y también Leiva le explicó de dónde venía la inspiración de su canción. “Robe me dijo: ‘Si te animas a escribir una estrofa más recia, estaré encantado de hacerlo”, contó Leiva, quien reescribió la parte que le tocaba cantar a Iniesta y se la volvió a mandar. Incluyó, por ejemplo, el verbo “remontar”, que le gustaba a Robe. “La reescribí pensando en él y me contestó: ‘Ahora sí me veo en la canción. Y me pasa pocas veces, por lo que no hubiera tenido ningún problema en decirte que no”, explicó Leiva sobre lo que le dijo Robe, quien también le pidió algo de tiempo para poder cantarla en estudio.

En los últimos tiempos, Iniesta se ha prodigado poco en colaboraciones, tal y como ha recordado el propio Leiva en el mensaje que compartió en sus redes sociales el pasado martes para hablar del adelanto de la canción. Una de ellas ha sido con el grupo Rupatrupa. Antiguamente, en los noventa, era más fácil verlo compartir micrófono y estudio. Sin embargo, esta asociación con Leiva tiene mucho de simbólico. El exmiembro de Pereza siempre ha sido gran admirador de Iniesta y ambos representan dos formas de entender el rock con algo en común: crear universos propios con letras en primera persona. Leiva acerca el rock más al pop y Robe lo lleva a algo más duro, pero los dos saben transmitir sus amarguras y desvaríos con una fuerza natural y un sello muy personal.

En este sentido, Caída libre se despliega ante los oídos como una canción que bien podría ser de los dos. Es un medio tiempo que tiene el sello de ambos porque respiran a la par. Gran parte del mérito es de Leiva, quien ha sabido entender lo que Robe necesitaba para que la canción también fuera suya, incluso incluyendo ese tímido crescendo y esos toques de guitarra tan propios de Iniesta. Y, si eso sucede así, se debe a la comunicación entre los dos: compartieron varias conversaciones por teléfono y en persona. De hecho, a finales de julio pasado, Leiva se fue a ver a Robe Iniesta a un concierto que dio en Santander durante su última gira y allí, entre bambalinas, hablaron de los cambios de letra y los arreglos. Otro día quedaron en Almendralejo para la grabación de voz de Robe y de aquel día queda también una fotografía de los dos juntos que compartió Leiva en sus redes sociales a final de año para rememorar sus grandes momentos de 2024. La participación del extremeño llegó, en cualquier caso, mucho antes de que sufriese un tromboembolismo pulmonar que le obligó a cancelar las últimas actuaciones de su gira Ni santos ni inocentes.

La historia detrás de Caída libre es la historia de una canción que busca ayudar a “un amigo del alma” de Leiva. En otra conversación con este periódico, contó que fue tan importante para él intentar hacer reflotar a su amigo que no solo le escribió Caída libre, sino que también decidió incluirla en un disco ya cerrado y grabado en buena parte en abril en los maravillosos estudios de Sonic Ranch, en Texas, Estados Unidos. Como escribió el propio músico en sus redes sociales el pasado martes: “La canción llegó a última hora con el disco cerrado y terminado. Uno de mis mejores amigos atravesaba una depresión de esas que no hay manera de levantar las persianas, alargada en el tiempo y especialmente cabrona. Un día me leyó un verso: ‘Hay un millón de muebles que mover y no sé detrás de cuál está lo que he perdido’. Qué brillante manera de retratar una depresión. Sin duda había una canción detrás de esa imagen, solo había que arrinconarla”. Leiva no quiere dar el nombre del amigo del alma, “un hermano”, al que va dirigido este tema tan emotivo. Solo quería ayudarle y, de paso, conseguir ganar un órdago a la grande: que la cantase Robe Iniesta, ídolo tanto de él como de su amigo.

La jugada salió ganadora. Robe y Leiva cantan juntos en Caída libre: “No consigo ver quién es el enemigo… Todo tiene luz de probador / Ya no me reconozco / Y me importa bien poco”. Es fácil entender que Iniesta aceptó cantar esta canción porque se sentía identificado con ella. Las depresiones o, como dijo Leiva a este diario, “las caídas a la lona” son cosas a las que Robe ha cantado siempre de una manera visceral y personalísima. Sabe bien de lo que van.

Con su guitarra apenada, las voces de ambos, tan alejadas en estilo y tan auténticas y reconocibles, se conjugan en una canción que parece que siempre estuvo en el aire esperándoles a ambos.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.
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