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Menem prepara el relevo del agonizante jefe del Estado Mayor argentino

El presidente Carlos Menem, en su condición de comandante en jefe de las fuerzas armadas argentinas, parece dispuesto a confirmar al general Martin Félix Bonnet, actual subjefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, en la conducción del arma. Memen anunciará su decisión cuando se produzca el "inminente desenlace" que aguardan los médicos en el estado de salud del actual jefe de Estado Mayor, general Isidro Cáceres, operado dos veces el martes 13 de un aneurisma disecante, en coma desde entonces y con respiración artificial. Los médicos consideran "irreversible" su lesión cerebral.La elección del sucesor de Cáceres es el único problema que le faltaba al Gobierno de Menem, que atraviesa una de las tantas semanas particularmente delicada desde que asumió el poder, en julio de 1989. Hoy se enfrenta a la primera gran huelga de los sindicatos de funcionarios que se oponen a lo que llaman "privatización salvaje" de empresas públicas. El paro, que comenzará a mediodía (tarde en España), se completa con una marcha por el centro de Buenos Aires, desde el Ministerio de Obras y Servicios Públicos hasta el edificio del Congreso, donde los manifestantes exigirán a los legisladores que suspendan la aplicación de la Ley de Reforma del Estado.

Esta marcha, cinco días después de la masiva manifestación " contra el hambre, la represión y la impunidad", convocada el pasado viernes por las organizaciones defensoras de los derechos humanos, es la consecuencia de la notable escalada en el conflicto entre los dirigentes más combativos del sindicalismo peronista y el Gobierno. El presidente Menem endureció aún más sus discursos públicos contra todos aquellos que se oponen a la aplicación estricta de su plan económico -entre los que se encuentran dirigentes importantes de su propio partido- y obligó a los dos sectores en que permanece dividida la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) a abandonar definitivamente sus planes de reconciliación.

Acusación

Los funcionarios del Gobierno acusan a algunos dirigentes gremiales que apoyan a Saúl Ubaldini, líder del sector más combativo de la CNT, de "hacerle el juego a los militares carapintada". De hecho, el coronel Mohamed Alí Seineldín, cabecilla de los oficiales que protagonizaron las sublevaciones de Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli, entre 1987 y 1989, fue recibido por algunas de las centrales sindicales del interior del país y ovacionado por los dirigentes gremiales a los que promete el renacimiento del "movimiento nacionalista católico".

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La disputa interna del Ejército parecía controlada por Cáceres. Con la ratificación de Bonnet, el Gobierno trata de no alterar esa tregua básica entre ambos bandos. En el escalafón, detrás de Bonnet, asoma el general Pablo Skalany, el único oficial superior al que obedeció Seineldín después de entregar el cuartel de Villa Martelli.

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