¿Normalidad electoral?
Es sorprendente que se califiquen tan a lo grande de normales unas elecciones, las de Nicaragua, duramente condicionadas por la amenaza, claramente difundida por el agresor, de que con éstos seguirá la guerra: en cambio con los otros llegará la paz. En semejante circunstancia es natural que resulte elegida la candidata del enemigo. No cuesta nada imaginar que cualquier padre de familia, aun siendo de corazón sandinista, le dé el voto a quien significa un efectivo cese de las hostilidades. Con esa cínica extorsión se ha logrado, más que el voto del hambre, el voto del terror.En Nicaragua el acto electoral ha sido limpio y libre, eso sí. Porque en la semántica del imperio, como es bien sabido, elecciones libres y elecciones limpias son únicamente aquellas que proporcionan el triunfo a los amigos de Estados Unidos.-
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