El desarme de la 'contra' condiciona la transición
ENVIADOS ESPECIALESEl relevo en el poder y la transición pacífica hacia un nuevo Gobierno en Nicaragua, que negocian el general sandinista Humberto Ortega y el opositor Antonio Lacayo, será difícil o imposible si la contra no abandona las armas y se desmoviliza, advirtieron fuentes oficiales. La dirección del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) ha llegado también a la conclusión de que no haber suspendido el servicio militar patriótico (SMP), tal como ofreció la Unión Nacional Opositora (UNO) en su programa electoral, fue un error e influyó decisivamente en el fracaso electoral.
La Resistencia Nicaragüense (RN) cuenta con aproximadamente 10.000 efectivos, agrupados en la zona de Yamales, al sur de Honduras, con medios y per trechos para aguantar dos meses más, de acuerdo con estimaciones de medios militares nicaragüenses. Sus mandos han pedido tiempo para observar el desarrollo de los acontecimientos en en Nicaragua y negociaciones directas con la UNO que fijen las condiciones de su regreso. Su principal jefe militar, Israel Galeano, comandante Franklyn, subrayó que deben registrarse cambios sustanciales en el aparato estatal para entregar las armas.La presidenta electa en los comicios del pasado 25 de febrero, Violeta Barrios de Chamorro, pidió el miércoles la desmovilización y retirada de los rebeldes antisandinistas que desde hace hace 10 años combaten el régimen de Managua. El Ejército Popular Sandinista (EPS), al mando del general Humberto Ortega, acordó, por su parte, el cese de operaciones militares ofensivas y su disposición a someterse a la inspección de la Comisión Internacional de Apoyo y Verificación (CIAV), establecida en los acuerdos de Tela y San Isidro Coronado.
Tres posibilidades
Fuentes próximas al estamento militar sandinista indicaron ayer que si la contra no se desarma habrá que impulsar un proceso de presión internacional que consiga su repliegue definitivo. En este sentido citaron tres posibilidades para conseguir el desmantelamiento de los campamentos en armas: una nueva cumbre de presidentes centroamericanos que así lo decida; una intervención conjunta de los ejércitos de Honduras y Nicaragua contra los insurrectos; o una decisión de Washington.
"Si Estados Unidos quiere, no duran más allá de dos semanas", dijeron dichas fuentes. El diario Barricada, órgano oficial del FSLN, publicó ayer opiniones de varios cachorros (reclutas), y uno de ellos, José Martínez, se oponía a la desmovilización del Ejército sandinista: "El Gobierno se entrega a la UNO porque ganó las elecciones, pero el poder es del pueblo, y el Ejército está formado por la conciencia del pueblo. Que se desmovilice la contra y que nos respeten y respeten los compromisos adquiridos". "De ninguna manera permitiremos que la contra entre en el país. Los horrores que han provocado no podemos olvidarlos", afirmó.
Comentaristas de la oposición restaron importancia a la exigencia sandinista y subrayaron su confianza en que la transición se lleve a efecto pacíficamente. "Para eso está el mundo vigilante, atento a no permitir que nada altere la paz y la libertad". Los portavoces de la UNO agregaron que, de ocurrir algo, "sería el mundo entero el que se encargaría de los revoltosos, de los que no respeten la autodeterminación del pueblo nicaragüense, que ya se pronunció el día 25. Sin un solo tiro, con un total aislamiento y condena del mundo entero, caerían, y esta vez para siempre, en el olvido".
En tanto no se llega a un acuerdo para desmontar las fuerzas insurgentes, el EPS permanece alerta y continúa la vigencia del decreto que dispone el reclutamiento de los jóvenes en el polémico SMP, cuya vigencia restó numerosos votos al FSLN. Un destacado dirigente del partido reconoció que la euforia generada por las encuestas norteamericanas, que daban ganador al FSLN, y el propio convencimiento en la victoria impidieron que se anunciase una decisión adoptada en enero.
"En la segunda semana de enero", explicó, "estaba prevista la publicación de una resolución oficial por la que quedaba anulado el Servicio Militar Patriótico. Con las encuestas que llegaron posteriormente de Estados Unidos, y con nuestros muestreos, refrendados por expertos españoles del PSOE, nos sentimos muy seguros y se determinó que no era necesario prescindir del SMP para alzarse con el triunfo. Ése fue nuestro principal error".
La confianza en el éxito se adueñó también del candidato a la presidencia, Daniel Ortega, quien llegó a cambiar el tono y contenido del discurso pronunciado el día 21 en la plaza de Carlos Fonseca con motivo del cierre de campaña. La participación en el acto de más de 200.000 personas aumentó la confianza en el éxito, y Ortega, rendido por los aplausos y los vítores, sustituyó una alocución programática por una arenga fácil y mitinera.
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