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Entrevista:LA NUEVA EUROPA

Hurd: "Gorbachov no es inmortal"

Cautela del secretario del Foreign Office, que llega . mañana a Madrid, ante los cambios en el Este

RICARDO M. DE RITUERTO Douglas Hurd dic felicitarse por una inminente unificación germana, que a su primera ministra todavía se le hace difícil asimilar. El jefe de la diplomacia británica insiste en que ese proceso ha de llevarse a cabo de manera ordenada y producir una Alemania firmemente anclada en una OTAN que ha de modificar sus objetivos y derivar hacia un club político, aunque sin renunciar a la defensa y sin perder la componente norteamencana imprescindible para hacer frente a las incertidumbres que produce la URS S. "Gorbachov no es inmortal", dice Hurd. "¿Cómo vamos a estar seguros de quién y qué políticas van a ser dominantes en la URSS dentro de cinco años?".

El intempestivo reajuste de Gobierno que Margaret Thatcher se vio obligada a ejecutar a finales de noviembre -cuando el ministro de Hacienda, Nigel Lawson, dio el portazo- ofreció a Douglas Hurd la oportunidad de ocupar la cartera ministerial que instintivamente siente como propia y cuyo contenido conoce al dedillo, con la excepción, quizá, de los aspectos relacionados con la economía.

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A punto de cumplir 60 años, Hurd es encuadrable en el ala liberal del conservadurismo, razón a la que puede atribuirse su lenta ascensión hacia, lo alto de la jerarquía ministerial. Hombre de hablar pausado y antiguo escritor de novelas de acción, el secretario del Foreign Office se define como europeísta pragmático -no de los de "un Gobierno europeo, un Parlamento europeo, una moneda europea o un banco europeo"- y pone mejor cara que Thatcher a la previsible evolución de Europa.

El cuándo y el cómo

Pregunta. La unificación de Alemania es ya cuestión de cuándo y cómo. ¿Cuál es la respuesta británica a esas preguntas?

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Respuesta. El cuándo depende fundamentalmente de los alemanes. Será tras las elecciones del 18 de marzo, cuando haya un Gobierno y un Parlamento libres en el Este. El cómo es también cuestión en gran parte de los alemanes.

Nuestra preocupación ha sido no el poner obstáculos en el camino, sino señalar que hay determinados aspectos externos -la OTAN, Berlín, la Comunidad Europea y las fronteras con Polonia- que son realidades que han de tenerse en cuenta.

Ahora está apareciendo un marco para discutir esas cuestiones. Vamos a tener una cumbre europea en abril para discutirlas. Debemos alegrarnos de que la división de Alemania haya terminado. Hay grandes ímpetus tras ello, que entendemos. Pero queremos una discusión ordenada sobre el impacto de este cambio en el resto de Europa.

P. ¿Cuál será el papel de las cuatro potencias ocupantes en el proceso de la unificación de Alemania? ¿Controlar esos ímpetus?

R. Lo que se ha acordado con los alemanes en Ottawa es que los seis Gobiernos, los cuatro más dos (Washington, Moscú, París y Londres más Bonn y Berlín), deberíamos discutir algunos aspectos externos de la unificación ale mana: el cambio del estatus de Berlín; la cuestión del gran número de tropas soviéticas en la RDA, la cuestión de la OTAN.

Cómo va a ser defendida la parte oriental de la nueva Alemania. No creemos que deban estacionarse tropas de la OTAN en la Alemania del Este, pero al mismo tiempo pensamos que Alemania debe seguir siendo miembro de la OTAN.

P. ¿Concibe usted una Alemania neutral?

R. No. Una Alemania neutral sería mala para la estabilidad de Europa. Sería un país muy poderoso en el centro de Europa y habría inquietudes. Los polacos, los húngaros y los checoslovacos ya han manifestado esas inquietudes. Me parece muy bien que el canciller Helmut Kohl y el ministro de Exteriores Hans-Dietrich Genscher hayan manifestado que Alemania debe seguir en la OTAN.

P. Pero, al mismo tiempo, los soviéticos hablan de una Alemania neutral. ¿No deberían ser los propios alemanes quienes decidan sobre su destino?

R. Desde luego. Pero es muy interesante que los tres grandes partidos en la RFA digan que hay que seguir en la OTAN. Los soviéticos están cambiando. Están a favor de la neutralidad, aunque creo que es muy posible que su postura evolucione. Pero, al fin y al cabo, serán los alemanes los que decidan.

P. EE UU y la URSS han acordado recortar sustancialmente el número de sus tropas en Europa. ¿Ha llegado el momento de reconsiderar la función de las alianzas militares?

R. Creo que el Pacto de Varsovia acabará por desintegrarse, aunque no inmediatamente. La OTAN seguirá. Cambiará. Se convertirá en más política, aunque el aspecto de seguridad seguirá existiendo, porque todos lo necesitamos. Habrá aspectos esenciales que seguirán: la presencia de fuerzas norteamericanas y canadienses en Europa; el actual número de miembros, incluida Alemania; el comando integrado.

R. Creo que es sincero, pero no es inmortal. La vida está llena de incertidumbre. Todos los libros de historia lo demuestran. ¿Cómo podemos estar seguros de quién y qué políticas van a ser dominantes en la URSS dentro de cinco años? Por eso es absurdo desmovilizar todas nuestras fuerzas. Hay un nivel adecuado de seguridad, que habrá que determinar, que necesitaremos en esta década.

P. La primera ministra británica está de nuevo enfrentada a casi toda la Comunidad Europea; en esta ocasión con motivo de las sanciones a Suráfrica. ¿Por qué es casi siempre Thatcher quien aparece en minoría de uno en cuestiones europeas?

Estímulos a De Klerk

R. Hay que ver cada caso independíentemente. Con respecto a Suráfrica pensamos que cuando alguien, como el presidente Frederik W. de Klerk, actúa con valentía y hace lo que le hemos estado pidiendo durante años, algún estímulo hay que darle.

En el aspecto más amplio de la pregunta, le diré que queremos que se desarrolle la idea de Europa. Hay muchos aspectos en los que Europa sólo ha empezado a cooperar. En mis conversaciones de Madrid trataré sobre la lucha antidroga, y no sólo en el contexto gibraltareño. Estamos en el principio de una cooperación europea contra delitos graves. Lo mismo en cuestiones medioambientales. Para nosotros eso es más importante -la Europa de los ciudadanos, lo que afecta a los ciudadanos- que ampulosas instituciones y declaraciones.

P. ¿Está Margaret Thatcher fuera de onda en cuestiones europeas?

R. Tenemos nuestras propias discusiones. Creo que la historia acabará mostrando que nosotros teníamos razón en algunos aspectos y que otros la tenían en otras cuestiones, Así es como avanza Europa.

Gibraltar, inamovible como la roca

La cuestión de Gibraltar está tan inamovible como la propia roca. Douglas Hurd y Francisco Fernández Ordóñez van a dar mañana las rutinarias vueltas al asunto y quizá acaben produciendo un acuerdo que amplíe a la colonia el vigente acuerdo bilateral sobre lucha antidroga. Londres dice no tener noticia de que la Roca se haya convertido en un centro de blanqueo de dinero negro, como alega Madrid, y Hurd pide al Gobierno español que le muestre las pruebas que tenga sobre ese particular para obrar en consecuencia.Gibraltar aspira a conseguir viabilidad financiera mediante su reconversión de puesto militar en paraíso fiscal. El Gobierno español alega que, en ese afán, las autoridades de la colonia hacen la vista gorda a la procedenecia del dinero, parte del cual derivaría del tráfico de drogas. "Hay que descartar que tanto el Gobierno británico como la Administración gibraltareña acepten la Negada de dinero procedente del tráfico de drogas", dice el ministro británico en una serie de respuestas escritas sobre el motivo central de su visita a España. "Si el Gobierno español tiene pruebas de que dinero del tráfico de drogas está entrando en Gibraltar, espero que nos las muestre. Las investigaremos en profundidad y haremos todo lo que esté en nuestra mano para entregar a la justicia a nuestro común enemigo, el traficante", afirma.

Hurd arroja también luz sobre la interpretación dada a las manifestaciones de su subsecretario, Francis Maude, de que nunca se discutirá la soberanía de Gibraltar. "Estoy dispuesto a discutir la soberanía con el ministro español de Asuntos Exteriores", se lee en la respuesta oficial. "Como siempre hemos dejado claro, nunca habrá concesiones sobre la soberanía en contra de los deseos de los gibraltareños", señala Hurd, quien también advierte que "a la Administración gibraltareña no le es posible cambiar unilateralmente el estatus constitucional de Gibraltar".

"Se van a ver algunas cosas", dijo Fernández Ordóñez hace un año, en su visita a Londres, en relación con la puesta en marcha del acuerdo sobre el aeropuerto; pero en este tiempo no se ha movido un grano de arena en la colonia, mientras Hurd insiste: "Siempre hemos dejado claro que no vamos a imponer el acuerdo a Gibraltar". "Espero que Gibraltar lo llegue a aceptar", dice el ministro cuando se le inquiere sobre la aparente impotencia de Gobierno.

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