El 60% de los españoles es partidario de la eutanasia si los médicos asumen su realización
El 58% de los españoles es contrario a alargar artificialmente la vida de los enfermos incurables, y un 53% defiende el derecho a la libre decisión del paciente, según una encuesta elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a lo largo de 1989. El porcentaje de partidarios de la eutanasia, tanto pasiva como activa, aumenta hasta un 60% en el caso de que la responsabilidad de ejecutar la decisión recaiga en el médico.
El estudio se ha realizado a partir de 2.500 entrevistas en 153 municipios y 45 provincias de todo el territorio nacional, excepto Ceuta y Melilla, con un nivel de confianza del 95,5%. A través de sus resultados, se pone de relieve la valoración positiva que tiene la eutanasia entre los españoles, especialmente si es el médico el encargado de llevarla a cabo. La importancia del acto médico queda reflejada por el hecho de que el 66% de los encuestados opinan que no debe penalizarse al facultativo por efectuar una eutanasia.En la valoración del grado de apoyo a la eutanasia se han tenido en cuenta factores como la educación, la religiosidad y la ideología. Existe una cierta disminución de las posturas favorables a medida que aumenta la edad de los entrevistados -según los autores del estudio-, porque las personas mayores presentan mayores índices de práctica religiosa y menor instrucción.
En todas las estadísticas del presente trabajo la práctica religiosa y el nivel educativo están inversamente relacionadas con las actitudes positivas hacia la eutanasia. Con este argumento se intenta explicar, igualmente, el hecho de que las mujeres, y sobre todo en edades maduras, "manifiesten opiniones mucho más contrarias a la eutanasia".
En cuestiones ideológicas, el acuerdo con la eutanasia desciende entre los posicionamientos de derechas, aunque existe un mayor grado de aceptación en entrevistados que pueden calificarse de extrema derecha.
El muestreo del CIS confirma la opinión generalizada de los españoles a favor de una muerte digna y concluye estimando que, dada la homogeneidad y consistencia de las respuestas, "la sociedad española está preparada para aceptar una posible legislación que regule los casos y las condiciones en los que se practique la eutanasia".
El senador Cesáreo Rodríguez Aguilera anunció en marz o de 1988 a través de este diario que estaba elaborando un proyecto de ley destinado a regular legalmente la eutanasia en España. Era una iniciativa personal del propio senador, un político independiente elegido en las listas del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSCPSOE), informa Milagros Pérez Oliva.
Los médicos quieren una ley
El ex presidente de la Audiencia Territorial de Barcelona decidió trabajar en el citado proyecto después de que diversos intelectuales y escritores se proriunciaran públicamente a favor de regular legalmente que una persona pueda poner fin a su vida en determinadas situaciones y reciba ayuda para ello.
El proyecto de ley ha sido objeto desde entonces de varios borradores y, aunque el senador tenía intención de entregarlo a su grupo parlamentario para su tramitación, las reacciones suscitadas en ciertos medios hicieron posponer el debate. Fuentes próximas al PSOE han indicado que el partido era reticiente a abrir un nuevo frente de polémica.
Otra encuesta, realizada esta vez por el Colegio de Médicos de Barcelona entre sus colegiados, revela que el 82,3% de los facultativos se declaran partidarios de que exista una ley que regule la eutanasia, y el 43,2% de todos los encuestados considera incluso que la ley debe regular, tanto la eutanasia pasiva como la activa. Sólo un 10% de los consultados se declara personalmente partidario de aplicarla.
La respuesta de estos médicos puede interpretarse, según los autores de la encuesta, como una actitud de respeto a las personas que se consideran con derecho a decidir sobre su propia vida, en el bien entendido de que los médicos podrán ejercer la objeción de conciencia.
Eutanasia pasiva
El 52,3% de los colegiados encuestados, sin embargo, se pronunció en favor de que la ley sólo regule la eutanasia pasiva, en los términos definidos por el Consejo de Europa, que se limitan a no emplear procedimientos extraordinarios para alargar la vida y recurrir a medicamentos que eviten el dolor, aunque éstos acorten la vida.
Este tipo de eutanasia se aplica de hecho desde hace años. Una ley que la regule supondría un avance porque los enfermos dejarían de estar al albur de las creencias o la sensibilidad del médico que les ha tocado en suerte.
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