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UNA NUEVA EUROPA

Alfonso Guerra, partidario de la unificación alemana

Alfonso Guerra, el vicepresidente del Gobierno español, se mostró ayer partidario de la unificación alemana en la sesión de clausura del congreso de la Unión de Partidos Socialistas de la Comunidad Europea (UPSCE) y descartó que ésta, así como el auge de los países del Este europeo, pudiera significar un cambio del centro de gravedad del continente que relegara a España a una cierta periferia política. Para Guerra, los acontecimientos de los últimos meses encierran una importante lección.

"El motor de los cambios", dijo el vicepresidente español, "están siendo los pueblos y las colectividades que están desbordando permanentemente a los dirigentes políticos y a las instituciones".Los socialistas europeos, sin embargo, no consiguieron encontrar una solución al complejo problema de la presencia de los dos bloques militares en la futura gran Alemania. El presidente del SPD de la RFA, Hans-Joachim Vogel, en la conferencia de prensa con que se clausuró el congreso, explicó que las alianzas militares, "una vez conseguida la paz europea, quedan incluidas en este orden de paz, tendrán que desembocar en él". En el camino, dijo, tendrán una gran utilidad, "tal vez no militar", sugirió, "pero sí política".

Guerra, que, junto con el ministro de Exteriores francés, Roland Dumas, fue el principal orador de la jornada, reconoció que hay algunos miembros de la CE que ven ahora con poco entusiasmo la unión europea "y utilizan como pretexto para no seguir avanzando los acontecimientos en el este de Europa, concretamente el problema de la unificación de Alemania". Pero, añadió, "si los socialistas y los demócratas en general llevan 40 años protestando por la división alemana no pueden ahora alegar temores para oponerse a ella".

La unidad alemana y el fin de la presencia militar de las potencias vencedoras en la II Guerra Mundial, para el vicepresidente, se ven de manera distinta desde según qué países. "Uno puede decir que hay un sector europeo que ve lógico y natural que las fuerzas -entre comillas- de ocupación desaparezcan. Claro está que hay otros países limítrofes que todavía cuentan sus muertos durante el III Reich y es comprensible que tengan una cierta cautela ante lo que puede provocar la eliminación de todas las tropas. Pero el sentido de la historia ha cambiado. Hoy se discute el precio del tomate. Antes, la historia de Europa consistía en que, periódicamente, Francia y Alemania se enfrentaban en una guerra; hoy discuten el precio de la lechuga, una cosa si se quiere muy pedestre, pero creo que la humanidad lo prefiere así".

Guerra reconoció que en España se ha extendido un cierto rumor en el sentido de que si Europa "se configura con una participación activa de los países del Este, el centro de gravedad europeo se va a desplazar del sur hacia el centro y nos convertiremos en países periféricos". Para el vicepresidente, sin embargo, "ésta es una interpretación muy superficial". El vicepresidente del Gobierno recordó que España, desde la CE, había hecho un gran esfuerzo "para que Europa, que ahora mira descaramente al Este, prestara atención a los problemas de América Latina", y que lo que se había conseguido no puede reducirse ahora por la apertura al Este.

Parco en palabras

El vicepresidente del gobierno español, Alfonso Guerra, accedió ayer finalmente a hablar con los periodistas. Antes de pronunciar su discurso en la reunión de los socialistas europeos en Berlín concedió urios minutos a los medios de comunicación. Fue breve y se refirió únicamente a los temas que le habían traído a Berlín.Siguió, sin embargo, con su tónica de no acudir en representación de su partido, el PSOE, a los actos colectivos de la Unión de Partidos Socialistas de la Comunidad Europea (UPSCE), de lo que se encargó José María Benegas, que ocupó su lugar en la conferencia de prensa final.

Guerra se prestó también a dejarse fotografiar ante el muro, cerca de la puerta de Brandeburgo.

El vicesecretario general del PSOE había analizado con anterioridad la caída de esta frontera histórica entre el Este y el Oeste como el mejor ejemplo del fracaso de los regímenes dictatoriales.

"El muro se ha convertido ahora en una atracción turística", dijo, "la gente va a picar el muro para llevarse un trozo, lo cual es una humillación histórica para todo tipo de dictaduras y de quienes intentan reprimir la libertad de paso".

Si los días anteriores había asistido a un concierto de la Filarmónica de Berlín y visitado el Museo Pergamon en la zona oriental de la antigua capital alemana, ayer le tocó el turno al museo Nefertiti, en Charlotemburg.

No en balde el vicepresidente español había indicado la necesidad de que Europa recupere una fuerza como entidad política internacional, "porque si no lo consigue", dijo, "puede quedar reducida a ser un hotel con buenos museos".

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