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La Berlinale 90 rompe sus fronteras y se abre al Este

El filme '¡Atame!', de Almodóvar, se presentará mañana, domingo

Anoche, tras la proyección de la película norteamericana Steel magnolias, quedó inaugurada la 40º edición del festival berlinés. Su director, Moritz de Hadeln, tiene fama de hombre valiente. Una vez más lo ha puesto de manifiesto: "Esta edición del festival no será como las otras, no puede ni debe serio". Al fondo de sus palabras están los escombros del viejo muro abatido.

En el 40º aniversario de la Berlinale, la utopía de sus creadores de convertir este festival en un lugar de encuentro de todos los berlineses es ya un hecho. Lo sorprendente es que fue hace un año cuando Hadeln y su equipo previeron esta situación y hablaron de una "demolición cultural del muro", cuando, al final de la anterior, prepararon una 40º Berlinale para todos los habitantes de Berlín.La riada humana hacia Berlín occidental por la puerta de Brandeburgo y por los descampados ya sin muro de Kreutzberg aumentó mucho ayer. Junto a las gentes que habitualmente vienen a hacer compras aquí, se veían otras caras, caras de gente joven, sin otro equipaje que un billete de entrada a un cine en el bolsillo.

Dos grandes salas del Berlín oriental, la Kosmos y la Colosseum, acogen la programación completa de las secciones oficiales de la Berlinale, pero dos salas no bastan.

La asistencia al cine en los países del Este europeo es muchísimo mayor que en Occidente. El 1,5 filme por año y habitante que alcanzan nuestros países crece hasta un espectacular 15 a 17 filmes por habitante y año más allá de la tierra de nadie que hoy es el viejo muro abatido.

Dos salas son, por tanto, poca cosa. Los berlineses del Este llenarían 20 y, por eso se vienen a este lado de su ciudad en basca de una butaca o de un rincón desde donde observar de cerca a Jessica Lange, Michael Douglas, Eric Rohmer, Oliver Stone y otras conocidas personalidades del cine occidental que han anunciado su asistencia.

Hadeln, un hombre prudente que sabe usar con osadía las palabras, añadió: "¿Quién osa en estos tiempos citar a Lenin? Pues hay que hacerlo, porque Lenin fue el primer político que osó decir que el cine era la más importante de las artes".

Y hoy, mientras despiertan de la pesadilla estalinista, las gentes del Este acuden en tropel a ver cine, y tal vez a enseñarnos a verlo, todavía impulsados por las palabras del que fue su conductor desde el mausoleo del Kremlin.

No es éste el mismo festival que otros años. Se percibe de manera inmediata en el ambiente, se ve en la longitud de las colas para reservar billetes, en los rostros y en los comportamientos de una gran parte de quienes se agolpan silenciosamente en las puertas de los cínes. Actúan, hablan y miran de otra manera.

Una nueva época

"Berlín", prosigue Hadeln, "vive momentos apasionantes. Todo está cambiando en Europa, en toda Europa. Y para una época nueva hemos de intentar hacer un festival nuevo. Llevamos 40 años preparándonos para ello. La respuesta del festival a este desafío histórico está sobre todo en las películas seleccionadas, pero también debe estarlo en nuestra actitud. Porque hoy, en medio de convulsiones políticas, económicas y sociales enormes, el cine, la imagen filmada, se ha convertido en un factor político de primer rango". Nada hay que añadir a estas palabras. Lo dicen todo.

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