Contra el secuestro de la revolución
"Recuerda, Iliescu, que no te hemos elegido ni lo vamos a hacer", decía una de las cientos de pancartas que desfilaron ayer por las calles de Bucarest hacia la sede del Frente de Salvación Nacional (FSN) para pedir su dimisión. El FSN se vio ayer arrollado por la inesperada, por masiva, concentración de rumanos decididos a no tolerar lo que otra pancarta denunciaba: "Criptocomunistas secuestran la revolución".El FSN ha cometido ya demasiados errores políticos para seguir ocultando las intenciones de aquellos dirigentes que se hícieron dentro del mismo con el poder. Han marginado a aquellos miembros fundadores que creen sinceramente en la democracia pluralista o que están al menos en contra de la fórmula sandinista. Un grupo sin intenciones democráticas se erige en la vanguardia de la revolución contra el dictador derrocado, se apropia del aparato del régimen anterior e intenta perpetuarse en el poder arrogándose una legitimidad que corresponde tanto o más a los ya marginados.
El poeta Mircea Dinescu, la profesora Doinea Cornea, los líderes estudiantiles autores de la toma revolucionaria de la central de televisión en diciembre y centenares de miles de rumanos han reaccionado con indignación ante la cada vez mayor osadía del FSN de presentarse como el poder indiscutible en Rumania.
"Quien intenta desestabilizar el régimen quiere desestabilizar el país", dijo ayer el presidente del consejo del FSN, Ion Iliescu, por televisión tras haber visto cómo la manifestación orquestada por el poder se veía arrollada por una ingente masa. Procedentes de todas las calles que desembocan en la plaza de la Victoria frente a la sede del FSN, decenas de miles de personas cantaban contra Iliescu y el gran cerebro de la operación de toma del poder, Silviu Brucan, los mismos eslóganes que resonaron en Bucarest en la caída de Ceaucescu.
"No queremos reformas del comunismo, sino su eliminación y la democracia. FSN = partido comunista". La primera señal llegó el pasado 12 de enero con una pequeña manifestación. El FSN respondió sacando los carros de combate a proteger su sede. Desde ayer, el FSN sabe que la militancia democrática de Rumania quiere su disolución.
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