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CONVULSIÓN EN EL ESTE

El Cáucaso, ocasión para los revanchistas

Pese a la insatisfacción, no se vislumbra una alternativa a Gorbachov

Pilar Bonet

La explosión nacionalista del Cáucaso y la forma de abordarla por el Kremlin ponen al líder Mijail Gorbachov en una "situación grave, pero no mortal", y se añaden a la "larga cuenta de deudas pendientes" que sus adversarios acumulan contra él, según opinan reformistas soviéticos que, sin perder la visión crítica ante el máximo dirigente, creen que no existe hoy una alternativa razonable a su figura.

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La factura, pero no el desahucio, puede llegarle a Gorbachov en el el próximo pleno del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), que se celebrará el 5 y 6 de febrero y que aparece ya en lontananza como una batalla dificil. El pleno debe abordar la plataforma del PCUS para el 28º Congreso, que muy posiblemente se adelantará a la primavera -tal vez en junio-en vez de tener lugar en octubre como estaba previsto.Desde muchos sectores comunistas, y por diferentes razones, se insiste hoy en el adelanto del congreso, a la vista del proceso de desintegración y espasmo que sacude al partido, hoy un cajón de sastre para casi cualquier tendencia posible, desde los marxistas-leninistas ortodoxos a los partidarios de un capitalismo salvaje. A los 12 hombres miembros de pleno derecho del Politburó les costó llegar a un acuerdo sobre la plataforma de las diferentes propuestas, que según fuentes próximas al PCUS, contempla, en una redacción inicial, el pluripartidismo, un nuevo papel del partido en la sociedad y la elección democrática de los delegados al congreso, el único foro que puede renovar el Comité Central del PCUS.

Precisamente los adversarios más molestos de Gorbachov están en este Comité Central, el Parlamento interno de los comunistas, cuyo pleno, según los estatutos, es, entre congresos, el órgano superior del PCUS, por encima incluso de la dirección colegiada del partido y superior al mismo Gorbachov como secretario general. El Comité Central, portador de la legitimidad comunista del sistema, fue elegido en 1986, cuando la línea de reformas no estaba tan clara como ahora. Los procesos vividos desde entonces le han convertido en un freno al proceso de reformas. Los siete plenos que se celebraron en 1989 fueron en su mayoría agitados, según los datos de que se tiene conocimiento. Se sabe que tan sólo uno, el de abril, fue oficialmente publicado.

En el Comité Central, la política de Gorbachov ha sido blanco de críticas pese a sus éxitos internacionales, por cuanto, según argumentaciones acuñadas en los largos años del estalinismo, algo no funciona como debiera cuando el Vaticano, uno de los antiguos enemigos, elogia al Kremlin. Sin embargo, el éxito internacional de Gorbachov no es ignorado por sus adversarios, y por eso, a la hipótesis de futuro que pasa por la defenestración del líder, debe añadirse la presión de los conservadores para que lleve a cabo la política que a ellos les gusta. Viacheslav Kostikov observaba en Izvestia que se quiere vincular el nuevo pensamiento con el nombre de Gorbachov. La esencia de esta táctica es "atrapar a Gorbachov en un error serio, enfrentarlo con el Parlamento y convertirlo en un rehén de este error". En este sentido, medios políticos próximos al líder soviético consideran que la movilización de los reservistas al norte del Cáucaso podría, en tanto que provocación contra Mijail Gorbachov, ser uno de estos intentos.

El pleno del Comité Central tiene derecho a destituir al primer secretario del PCUS y Gorbachov se ha puesto en una situación arriesgada ofreciendo él mismo retirarse si el Parlamento comunista no le apoya.

El pleno del PCUS va a tener muchos invitados y, según medios reformistas, entre ellos estará un amplio "espectro de los sectores comunistas, sin que falten miembros de los clubes del partido, considerados por algunos como el intento más serio de democratizar la institución, de transformarla o escindirla con un partido socialdemócrata.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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