Alemania, en la Europa común

Como soy alemán, me veo obligado a aclarar unos aspectos de la política alemana que a menudo corren el peligro de ser mal interpretados.No pocas veces se pueden leer artículos, y sobre todo comentarios, en los cuales se expresan las mayores dudas de que la RFA ya no quiera seguir el proceso de la integración de la Comunidad Europea.

El gran interés que la RFA presta ahora a la otra parte de nuestro mismo pueblo está interpretado como estancamiento de su política europea, o siquiera como arrinconamiento de sus amigos y aliados del Oeste. Sin embargo, no cabe la menor duda de que los mejores amigos de Alemania se encuentren en el Reino Unido, Francia y Estados Unidos y no en los países del Este. Y los alemanes lo sabemos.

Me parece que muchos no pueden comprender la situación precaria en la que se halla ahora Alemania: los alemanes del Este son tan alemanes como los del Oeste, con la diferencia de que han vivido más de 40 años bajo un sistema comunista, que les forzaba a adoptar la idea absurda de dos nacionalidades y dos Estados alemanes diferentes. No obstante, el acontecimiento del día 9 de noviembre de la apertura de una frontera en teoría estúpida, ya que separaba hasta familias enteras, nos muestra que, a pesar de todos los esfuerzos de un aparato estatal totalitario, es imposible sofocar y erradicar el deseo profundo de un pueblo de vivir en libertad y unidad.

Bajo este concepto se debería considerar la política actual de la RFA ayudando humana, económica y políticamente a nuestros compatriotas de la otra parte de Alemania para establecer un sistema digno para vivir ellos también. Pensando que los alemanes nos olvidamos de nuestros deberes y obligaciones en la CE, uno está equivocado.

Todos sabemos que no existe ninguna alternativa, ni razonable ni practicable a la Comunidad Europea, que sólo ésta nos garantiza a todos el vivir en democracia y prosperidad. Los alemanes somos los últimos en retrasar u obstaculizar este proceso hacia una Europa común.-