De la Borbolla ordenó silencio absoluto a sus partidanos

El presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, impartió instrucciones rotundas a los consejeros y otros partidarios de la corriente política que él encabeza dentro del PSOE de Andalucía, para que nadie pudiera acusarles de haber agitado el escándalo o de ser los inductores de una operación contra el guerrismo. La consigna fue difundida el pasado día 10.Leocadio Marín, actual presidente del PSOE andaluz, era la persona que en aquellos momentos estaba prácticamente decidida por la cúpula socialista como candidato al relevo de Rodríguez de la Borbolla. Por esa razón, el escándalo en torno al hermano del vicepresidente del Gobierno parecía un intento desesperado de evitar la defenestración de Rodríguez de la Borbolla en las elecciones autonómicas de junio. Los partidarios de este último sostenían que aún no estaba decidido el cambio, puesto que faltaba la opinión más importante, que es la de Felipe González.

La táctica borbollista era resistir, con el argumento de que la dirección del PSOE tenía tantos frentes abiertos que no le convenía abrir otro nuevo. Lo que menos podía interesarle a José Rodríguez de la Borbolla era contribuir a la irritación de Alfonso Guerra, puesto que su táctica ha sido -y tal vez lo sea aún- abonarse a la idea de la reconciliación, como mal menor, en torno a la persona del actual presidente de la Junta.