Un poder fáctico
Los partidos políticos de la oposición, y desde luego los miembros del PSOE, están convencidos de que será diricil demostrar la existencia de delitos en la catarata de negocios e irregularidades que los medios de comunicación atribuyen a Juan Guerra, el hermano del vicepresidente del Gobierno.El problema planteado es de naturaleza claramente política: si es o no admisible el enriquecimiento de una persona que hasta hace un año aparecía frecuentemente en público al lado del vicepresidente del Gobierno, y si ese objetivo ha sido logrado o no con la información privilegiada y el tráfico de influencias que se supone puede haber existido.
Muchos políticos andaluces coinciden en describir a Juan Guerra como un "poder fáctico". Alguien que basa su capacidad de actuar casi exclusivamente en el respaldo que se supone le concede Alfonso Guerra, que en la política andaluza es el no va más del poder.
Numerosos dirigentes socialistas y el propio presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, se niegan a explicar con claridad el trabajo de Juan Guerra para el partido. únicamente se sabe que organizó servicios de seguridad e información interna. "Ejercía un gran control sobre el partido y sobre el Gobierno andaluz", se limita a explicar uno de ellos.
Alfonso Guerra cortó toda relación con él -al menos en público- hace un año.
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