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Con nocturnidad y alevosía

Juan Antonio Carbajo

Llevan más de dos meses levantándose a las tres de la madrugada. Algunos de los 4.000 transportistas de escombros de Madrid han decidido refugiarse en la oscuridad de la noche para verter su carga de forma furtiva. Los camioneros afirman que hay pocos vertederos en Madrid y los que hay no están en condiciones, bien porque los accesos están impracticables, caso de Valdemingómez, o porque los vecinos de la zona se oponen al paso de los vehículos, caso del de Hortaleza o el de la carretera de San Martín de la Vega. "No podemos perder más dinero", afirman. "Muchos estamos todavía pagando el camión y tenemos que hacer frente a las letras".El vertedero de Hortaleza, situado en el camino del Guijarro a cuyos márgenes viven 150 familias en casa bajas, es el preferido por la mayoría de los transportistas. "Es el que tiene mejores accesos y el único que está en la zona norte de Madrid", explican. Pero los vecinos se han puesto en pie de guerra para luchar contra la invasión de 700 camiones diarios. Desde hace dos meses impiden periódicamente el paso de los vehículos.

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La construcción y las obras generan cada año en Madrid 13 millones de toneladas de escombros. Muchos se vierten sin control en carreteras, parques, solares o márgenes fluviales. Ni el monte de El Pardo se ha salvado.

Los transportistas afirman que las dificultades para verter legalmente les han hecho perder la vergüenza. "Ahora tiramos la carga a la mínima oportunidad y desde que nos impiden acceder al vertedero de Hortaleza sólo hacemos la mitad de los viajes que necesitamos para salir adelante", explican.

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