Temor por la suerte del párroco Tökes
El papa Juan Pablo II condenó ayer la sangrienta represión llevada a cabo por las autoridades rumanas "contra ciudadanos indefensos" el pasado domingo a la vez que auguró el restablecimiento de los derechos humanos y religiosos en este país. Mientras, diversos informes procedentes de Hungría, Austria y Yugoslavia hacían temer por la suerte del párroco protestante runllano Laszlo Tökes, de 37 años. El pastor húngaro Geza Nemeth, declaró ayer en Budapest que Tökes, se encuentra con vida, pero ha sido deportado,junto a su esposa, a una aldea minera. Frente a ello, informaciones de la radio húngara y de la prensa yugoslava, aseguraron que Tökes murió en la cárcelLa oposición de los fieles de la parroquia de Laszlo en Timisoara, ciudad en la región rumana de Transilvania, a que su párroco fuera desahuciado de su piso por la policía el sá bado, fue el desencadenante de las protestas que concluyeron el domingo con la matanza de centenares de civiles por parte del ejército.
Según las declaraciones del padre del párroco, Istvan Tökes, de 70 años, aparecidas ayer en un diario de Viena, su hijo fue sometido a graves torturas en el curso de las cuales le rompieron el brazo derecho. Istvan, declaró que sus dos hijos habían sido interrogados y apaleados y que sil nuera, que se halla en el séptimo mes de gestación, abortó como consecuencia de los malos tratos.
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