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Cebrián presenta 'El viajero ocasional', de Fernando Schwartz

Fernando Schwartz, diplomático a quien el periodismo y la literatura han arrebatado de las embajadas y del servicio exterior, presentó ayer en Madrid su tercera novela, El viajero ocasional, que fue introducida por Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, a quien la solapa del libro atribuye haber convertido a Schwartz al periodismo. Devoto de John Le Carré ("de mayor quiero escribir como él"), este madrileño de origen canario que nació en 1937 y ha recorrido medio mundo ganó con este último libro el premio Ángel Guerra de novela, convocado por el ayuntamiento de Teguise (Lanzarote). Ahora la obra ha sido publicada por la editorial Plaza y Janés.En el acto de presentación Cebrián destacó "la técnica, bastante notable" de El viajero ocasional y el propio Schwartz señaló que la obra es un testimonio de lo que él ve y de lo que ocurre día a día.

El viajero ocasional es un viaje a la crónica del mundo de la droga. En la presentación de ayer, Juan Luis Cebrián señaló que para ocuparse de ese universo el periodista que es Schwartz se sirve de "una prosa directa y muy poco afectada". Con ese material, y sirviéndose de su profesión de narrador, dijo Cebrián, "construye una trama policiaca que constituye al fin un libro estupendo, interesante, entretenido". El presentador del libro destacó otras virtudes: Schwartz conoce bien el mundo viejo y actual de Madrid -y sus submundos-, se sabe bien la geografía humana de Amsterdam, otro de los puntos cardinales de la obra, y dispone de una gran capacidad de inventiva.

Con tales virtudes, señaló Cebrián, Schwartz edifica una obra narrativa "con un estilo muy directo, muy ágil, fácil de leer". Y, además, dijo, "no es una novela moral: en ella no hay denuncia de nada", porque el autor, como el propio Schwartz confesaría luego, es simplemente, "un retratista de la historia".

Para Cebrián, el libro es "la base de un espléndido guión de cine" y representa, en el panorama literario español, "una novela extraña que no pretende la literaturalidad" ni la reflexión moral sino el reportaje, la descripción.

Satisfacción

"¿Es usted novelista? ¿Y entonces por qué ríe? ¿Es que no sufre?" le preguntó una señora una vez a Schwartz. Él no sufre: al contrario, dijo ayer en el acto de presentación de su último libro: "Nada hay más excitante", afirmó, "que una página en blanco y nada más gratificante que esa página llena".Con esa satisfacción ya se ha quedado varias veces: La conspiración del Golfo, su primera novela, quedó finalista del Planeta en 1982. Al sur de Cartago, su segunda novela, apareció en 1985. Ahora está escribiendo otro libro. Aunque él cree que no revolotea en su estilo, una admiración quiere dejar grabada: "La que siento por John Le Carré, uno de los grandes del siglo y del que aprecio sobre todo su capacidad para describir los sentimientos".

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