La RDA, en situación de quiebra fraudulenta
Los ministros de Economía de ambas Alemanias se reúnen mañana en Berlín Oriental
El crecimiento económico y los índices de productividad están a la baja desde hace ya tiempo. Los precios suben, hay una escasez crónica de productos manufacturados y alimenticios, y el poder adquisitivo de los alemanes orientales ha descendido considerablemente. La ineficacia, las irregularidades en los sistemas de distribución, las interferencias políticas y la falsificación de los datos económicos han contribuido decisivamente al estado catastrófico de la economía de la República Democrática Alemana (RDA). La deuda externa supera los 20.000 millones de dólares... Éste es el análisis que realizó el pasado sábado el primer ministro de la RDA, Hans Modrow, ante la elite de los directores de empresas de aquel país.
Las críticas y la irritación popular contra el que fuera máximo dirigente de la Economía de Alemania Oriental, Günter Mittag, actualmente encarcelado, tiene pues bases fundadas. El país que se preciaba de ser la vanguardia económica del socialismo, donde parecía que el sistema de economía planificada y centralizada había conseguido funcionar ha resultado ser una empresa en quiebra fraudulenta, a tenor de los pozos de corrupción económica que se descubren cada día.Ante esta perspectiva, se entiende que en la otra Alemania el equipo económico del canciller Helmut Kohl y el que fuera su máximo consejero personal en estos temas, el desaparecido banquero Alfred Herrhausen, se negaran a echar dinero en un saco roto y pidieran, antes de establecer ningún tipo de ayuda, un cambio total en las reglas del juego. Primero, con una cierta inflexibilidad, exigiendo la inmediata puesta en marcha de una economía de mercado, y después, con más realismo, un proceso gradual de apertura a la economía de mercado.
Mañana se reúnen en Berlín Oriental los ministros de Economía de la RFA y la RDA, Helmut Haussmann y Christa Luft, respectivamente. La reunión va a realizarse ya en un contexto muy diferente al que provocaba el temor de Bonn al ver su ayuda desaparecer por el desagüe. La Cámara del Pueblo de la RDA ha nombrado ya una comisión que está redactando las leyes que garantizarán la repatriación de beneficios de las empresas que establezcan joint ventures en la RDA. Pese a que esto contradice básicamente la Constitución del país, Modrow ha asegurado que mientras no se lleve a cabo la revisión de la ley fundamental se establecerán soluciones temporales que permitan la libre circulación de estos capitales.
Fuegos artificiales
En Bonn, los fuegos artificiales encendidos por el canciller Kohl y su plan político de reunificacián alemana, después del rapapolvo de la cumbre de Estrasburgo, están siendo sustituidos por una visión mucho más pragmática y realista -y también más efectiva- para la penetración económica en la RDA y, consecuentamente, la reunificación de hecho. Se asegura que una comisión interalemana está redactando el futuro tejido de leyes que regularán la cooperación económica entre los dos Estados. La "comunidad de tratados" expuesta por Modrow, y retomada por Kohl en su plan de 10 puntos como paso previo a la confederación está, pues, ya en marcha.
El siguiente paso consiste en la instauración de las leyes básicas de una economía de mercado. Todo este proceso está siendo ya supervisado por una comisión bilateral.
Se trata, sin duda, de un trabajo titánico. La falta de inversiones durante los últimos 40 años en la RDA, donde la industria fue casi totalmente desmantelada después de la guerra por los soviéticos en concepto de reparaciones, va a exigir una inyección monetaria de grandes dimensiones a la RFA, por lo que en Bonn se ha empezado a hablar ya de un impuesto especial para este fin, algo que, sin embargo, ha sido desmentido por el Gobierno. Pero, según los expertos, se calcula que la RDA va a necesitar en los próximos cinco años un mínimo de 180.000 millones de marcos (11 billones de pesetas) para sustituir sus viejas fábricas y sus anticuados sistemas de producción.
Mañana Haussman presentará a su colega alemán oriental un plan de tres fases. El primero prevé establecer un sistema que permita a los trabajadores de las zonas cercanas a la frontera interalemana y en Berlín poder trabajar en empresas de la RFA durante la jornada. Las sucesivas fases contemplan la ayuda económica para la reconversión y reestructuración industrial y la oferta de establecer un tipo de seguro de exportación para las empresas de la RDA que se acojan al plan.
Bonn pide a cambio que se reduzca el tamaño de las 150 mayores empresas estatales del país y que se acabe con los monopolios, además de las ya mencionadas leyes que permitan la libre circulación de capital y la apertura legal hacia una economía de mercado.
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