El equipo checo de 'Gorby'
Exiliados de la 'primavera de Praga' desarrollaron su influencia en el entorno del líder soviético
La primavera de Praga y los años de esperanza y frustración que la precedieron y sucedieron han marcado a los actuales dirigentes soviéticos, incluido el líder Mijail Gorbachov, que se ha rodeado de gentes que trabajaron en Checoslovaquia en los años sesenta, comenzando por sus cuatro colaboradores más allegados. Estos hombres han jugado un importante papel en el diseño de la perestroika y del "socialismo con rostro humano".
El equipo de Praga está hoy representado por numerosos funcionarios en el Comité Central del PCUS, en publicaciones y en institutos de política internacional, que eniconjunto han desempeñado el papel más destacado en el diseño de la perestroika ideológica hacia un "socialismo con rostro humano". La condena oficial de 1968 es para muchos de ellos una compensación por un silencio que duró décadas.
Georgi Shajnazarov, consejero de Gorbachov; Anatoli Chernaiev, su ayudante personal; Vadim Zagladin, consejero en política internacional, e Iván Frolov, ayudante personal que acaba de ser nombrado director del periódico Pravda, el órgano del PCU S, trabajaron en Praga en la primera mitad de los sesenta. Todos estuvieron vinculados a la revista Problemas de la Paz y del Socialismo, que en su edición española se llama Revista Internacional y que por aquel entonces era un foro de debate entre comunistas de todo el mundo.
También Georgi Arbatov, director del Instituto de EE UU y Canadá; Yuri Zhilin, jefe del grupo de asesores de la sección de internacional del PCUS; Evgueni Ambarzumov, jefe de sección del Instituto de la Economía del Sistema Socialista Mundial; Valeri Lukin, jefe del grupo de asesores del Soviet Supremo, y hasta el mismo Guenadi Guerasimov, portavoz del Ministerio de Exteriores, pasaron por Praga y por Problemas de la paz y del socialismo.
Shajnazarov y Frolov, dos de los defensores de la concepción humapística de la perestroika, están, junto con Alexandr Yakovlev (el miembro del Politburó considerado el cerebro gris de la perestroika que no pasó por Praga), detrás del reciente artículo firmado por Gorbachov que apunta caminos de convergencia con la socialdemocracia occidental y recupera la expresión "socialismo con rostro humano".
En las filas del PCUS, la invasión de Checoslovaquia no se tradujo directamente en una purga de los disidentes internos, señalan medios comunistas. Según estos medios, Mijail Suslov, el ideólogo del PCUS, tenía un miedo patológico a la escisión en el partido y por eso evitó el debate.
"La entrada de las tropas fue un trauma psicológico muy fuerte que produjo una oleada de cinismo político", nos dice Alexandr Lebedev, jefe de sección en el departamento de ideología del comité central que estaba en Praga en 1968.
"Es demasiado evidente que la entrada de nuestras tropas en Checoslovaquia fue un motivo, un estímulo para el reforzamiento de los neoestalinistas en el interior de nuestro país. Dio el tono, fue la apertura de todo el período del estancamiento, la excusa, y más exactamente la causa principal del ajuste de cuentas con todos los disidentes", nos dice el escritor y diputado Yuri Kariakin, otro veterano de Praga expulsado temporalmente del partido en 1968.
En la vida de Evgueni Ambarzumov, Praga fue una etapa muy importante. "El clima de libertad que se respiraba en la primavera de 1968", recuerda, "contrastaba con los aires retrógrados que llegaban de Moscú". Ambarzumov, próximo a los comunistas italianos, tuvo problemas por sus relaciones con checoslovacos exiliados y por comparar la primavera de 1968 con la perestroika. Varios veteranos de Praga coinciden en destacar la figura de Alexei Rumianzev, hoy ya jubilado, como foco de atracción de figuras interesantes en torno a Problemas de la Paz y el Socialismo.
Merab Mamardashvili, filósofo georgiano, estaba al margen de la fe en el socialismo y la decepción consiguiente de muchos de sus colegas. Opina que Praga fue "una escuela que formó profesionales civilizados de la política internacional", cuyo destino mayoritario en los años que siguieron fue colar en las instancias oficiales alguna causa progresista.
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