Las piezas de la guerra
I. F., Poco antes de que la Comisión Rembrandt publicara sus hallazgos en el Rijksmuseum de Arnsterdam, Hedy d'Ancona, la ministra de Cultura holandesa, ofrecía un ejemplar del nuevo catálogo Las piezas maestras desaparecidas de la colección Franz Koenigs y reclamadas por el Estado holandés a los embajadores del Reino Unido, Francia, la Unión Soviética y Estados Unidos, los cuatro países aliados que en 1943 firmaron una declaración común descalificando cualquier transacción realizada con la Alemania nazi.
El libro incluye abundantes fotografías de las 2.800 obras que el banquero alemán Franz Koenigs, nacionalizado holandés, coleccionó, entre los años 1920 y 1930 y que corrieron distinta suerte después de la Il Guerra Mundial. Koenigs se arruinó durante el crash de 1929 y vendió sus cuadros y dibujos de maestros holandeses, flamencos, italianos, franceses y alemanes al supervisor del puerto de Rotterdam, Hans van Beuningen.
En 1940 y en plena ocupación alemana, éste recibió la visita del historiador de arte alemán Hans Posse, encargado de crear un museo para el Führer en la ciudad de Linz. Van Beuningen tuvo que vender todos los dibujos y 226 piezas más, pero pudo donar el resto, 2.200 obras, al Museo Boymans, de Rotterdam, que desde entonces añadió su nombre al original.
Los 526 cuadros y diseños vendidos estaban almacenados en el castillo Pillnitz, de la ciudad alemana de Dresde, cuando los rusos entraron en mayo de 1945. En 1946, un número indeterminado de piezas valoradas en 150 millones de florines desaparecieron de allí y el Consejo Artístico Estatal Holandés cree que pueden encontrarse en la Unión Soviética.
A pesar del tiempo transcurrido y apoyándose en la declaración conjunta aliada, Holanda quiere ahora recuperar el legado de Franz Koenigs, que puso mucho cuidado en sellar con su nombre todas las obras que adquiría. Y piensa hacerlo iniciando incluso procesos legales, como el que ya está en curso contra el coleccionista norteamericano Ian Woodner, dueño de la tela Madonna con niño, de Hans Baldung Grien (1484-1545), procedente de la propia colección Koenigs.
Hasta la fecha, unos 35 dibujos han regresado al Museo Boymans-van Beuningen, de Rotterdam, entre ellos uno de Alberto Durero, recuperado en 1953. En 1987, otros 33 viajaron desde Dresde y Leipzig (RDA). Para el próximo verano, el Estado holandés espera la sentencia del recurso que ha interpuesto para recuperar 59 obras perdidas durante la guerra.
Babelia
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